El metal precioso sigue siendo uno de los refugios a los que están acudiendo los inversores antes de la llegada del tapering. Después de que la Reserva Federal asegurase en el mes de septiembre que no iba a paralizar su política de estímulos a la economía estadounidense, el precio del oro se ha seguido moviendo en torno los 1.300 y 1.400 dólares la onza.

En este sentido, los expertos no terminan en ponerse de acuerdo sobre el devenir del metal dorado de cara al corto plazo, sin contar la presente semana. Esto es porque el 68% del consenso de analistas considera que durante estos cinco días su precio crecerá, mientras que el 18% cree que descenderá y el porcentaje restante piensa que se mantendrá en los niveles en los que cotiza actualmente.


Así, la tendencia que podría tener durante las siguientes fechas ya se sitúa más en entredicho para los expertos. Todo depende de la política que se lleve a cabo desde la máxima institución monetaria. "Con un dólar más bajo y los mercados en máximos históricos el oro se está fortaleciendo por los factores macroeconómicos”, aseguró Matt Fanning, CIO y gestor de fondos de Fanvestments, en declaraciones a la CNBC. "Técnicamente los 1.333 dólares fue su mayor resistencia durante algún tiempo, pero ya se logró vencer ", añadió sobre su evolución en el corto plazo.

Así, los Indicadores Premium ponen de manifiesto que el oro se encuentra en fase bajista, dado que tanto a medio plazo como a largo plazo la tendencia es bajista. También, recibe una puntuación de 0 puntos en una escala que va del 0 al 10.

Además, este análisis técnico muestra que la volatilidad es creciente a largo y medio plazo, mientras que el volumen es decreciente. 
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