Tener una buena exposición a la nube o ser puntero en este negocio ha significado una gran diferencia para muchas compañías en los últimos años. Sólo hace falta fijarse en cotizadas como Microsoft, para las cuáles su transición a las alturas ha sido crucial. Es signficativo cómo reaccionan los inversores cuando cualquier empresa demuestra su posición de liderazgo en este negocio y su capacidad para hacer dinero con él: Amazon o Alibaba, por ejemplo.

Pero en estos momentos la nube se ha convertido prácticamente en una commodity, en una necesidad como un ordenador, o la conexión a internet. Y no solo para nosotros como individuos, sino también para las empresas.

Si a esta tendencia le unimos la explosión que ya está suponiendo el llamado “internet de las cosas”, que no es otra cosa que la conexión de los diferentes aparatos de nuestro hogar gracias, la cantidad de datos que se generan al cabo del día y que han de archivarse en la nube es cada vez más ingente. Un reciente informe de Fidelity señalaba que cada día se generan en el mundo dos exabytes, que el toda la información que se generaba en el mundo en 1986. Y la situación va a ir cada vez a más.

 

Gente conectada al internet de las cosas

 

En este entorno de datos crecientes, muchos expertos se dieron cuenta de que la nube queda demasiado lejos. No solo es que la nube puede verse sobrepasada, sino que hay procedimientos que necesitan que el tratamiento de esa información se produzca más rápido y para eso el tratamiento de esos datos debe estar más cerca. Y antes de la nube, más cerca de la tierra se encuentra la niebla.

El procesamiento no llega a la nube, sino a un concetrador de datos que puede estar en un dispositivo inteligente, en un enrutador… Esto no sustituye a la nube, sino que la complementa. Permite analizar datos en muy corto periodo de tiempo, en milisegundos. La nube seguirá siendo necesaria para análisis más a largo plazo. ¿Se imaginan que un coche autónomo, sin conductor, tuviera que esperar la respuesta en segundos o minutos, para tomar una decisión? ¿O un semáforo?

En su informe, los expertos de Fidelity han identificado a una compañía que podría liderar este nuevo avance tecnológico: Fanuc.

En opinion de estos expertos, el fabricante japonés de robótica es una de las empresas más prometedoras en la computación en la niebla. “La empreas cuyos característicos robots amarillos se pueden encontrar en las fábricas de Toyota y otras grandes empresas ganó un punto a sus competidores el pasado otoño al lanzar el Fanuc Intelligent Edge Link and Drive (FIELD) System”, explican estos gestores.

Se trata de un sistema que permite conectarse a los robots entre ellos a través de un lenguaje común dentro de una empresa y analizar la fábrica como un todo, lo que permitirá elevar la productividad y la eficiencia energética.  Esto es, al menos, lo que explican estos analistas.

En lo que va de año, las acciones de la compañía suben alrededor de un 10%.

 

Fanuc en bolsa