La evolución de la pandemia es la que está marcando y marcará la marcha de la economía. Al desplome histórico de actividad en la UEM provocado por los confinamientos generalizados en el 2T20 (-11,8%), le siguió un despegue sin precedentes de la economía, superior a lo esperado, a medida que las medidas restrictivas se iban levantando (+12,7%). Sin embargo, el aumento de casos que se ha venido sufriendo desde finales de agosto se estaba dejando sentir sobre la actividad, tal y como los indicadores de alta frecuencia venían advirtiendo y la recuperación podría truncarse ya totalmente en los meses finales del año. El aumento descontrolado de los casos en la mayor parte de países europeos ha obligado a implementar fuertes medidas restrictivas desde comienzos de noviembre que incluyen cierren perimetrales, mayores restricciones a la movilidad, limitaciones más estrictas de aforos en locales cerrados y, en algunos casos, cierre total de la hostelería y del comercio de bienes no esenciales. El impacto de estas medidas y el aumento de la incertidumbre con que los agentes afrontan el futuro tendrán un claro reflejo ya desde el 4T20: si en verano la CE estimaba un crecimiento del PIB en el 4T20 del 3,4%, en su informe de otoño anticipa una caída del 0,1%. El balance del año arrojaría una caída del PIB del 7,8%, 0,9 p.p. menos intensa que la pronosticada en verano, gracias a un mejor resultado en el 3T20.

El deterioro de las expectativas para final de año y el riesgo de que se extienda a los primeros meses de 2021 enfría las expectativas para el balance medio del próximo año: respecto al informe de verano, la CE recorta en 1,9 p.p. la previsión de crecimiento de 2021 hasta el 4,2%, y anticipa un crecimiento del 3,0% para 2022. Como consecuencia de esta menor capacidad de reacción de la economía durante el próximo año, se retrasaría, hasta casi comienzos de 2023, la fecha en la que la economía del a UEM recuperaría sus niveles preCovid. A pesar de ello, no se trataría de la recuperación más lenta de una crisis: quince trimestres después del inicio de la crisis financiera de 2008, la economía todavía no había recuperado sus niveles previos.

El shock económico que ha supuesto el Covid ha tenido un fuerte impacto sobre el mercado de trabajo, si bien hasta la fecha se han evitado los despidos masivos gracias a la implementación generalizada de mecanismos de regulación temporal de empleo, esto no impedirá que 2020 se cierre con 2.915.000 empleos menos en la UEM. Además, la rebaja de perspectivas para el próximo año tendrá consecuencias sobre el empleo y en 2021 todavía se perderán otros 270.000 puestos de trabajo. En el caso de la inflación, las previsiones de la CE no han variado desde el verano: estima que en 2020 se situará en el 0,3% y que aumentará hasta el 1,1% en 2021 y hasta el 1,3% en 2022.

Por países, la CE vuelve a señalar que la recuperación será bastante desigual y, centrándonos en las cuatro grandes economías, esta asimetría se traducirá en que, en términos anuales, Alemania superaría levemente ya en 2022 sus niveles preCovid, Francia prácticamente los habría alcanzado, mientras que Italia y España estarían entre un 2,5% -3,0% todavía por debajo

La caída de actividad que ha provocado la pandemia y las medidas adoptadas por todos los gobiernos para paliar su impacto tendrán un claro efecto sobre las cuentas públicas: la CE anticipa que el déficit público de la UEM alcance el 8,8% del PIB en 2020, para descender al 6,5% del PIB en 2021, lo que supone una revisión al alza de 0,3 p.p. y de 2,9 p.p., respectivamente, respecto a las previsiones de primavera (el informe de verano solo publica previsiones para PIB e inflación). Este deterioro de los saldos fiscales tendrá su reflejo en las ratios de deuda pública, que en 2020 ascenderá al 101,7% del PIB (85,9% en 2019), en 2021 hasta el 102,3% (3,5 p.p. superior a la previsión de primavera) y en 2022 hasta el 102,6%. Por países se aprecian importantes divergencias respecto a las ratios de deuda y la mayoría de los países registraran tasas claramente por encima de la media de la UEM en todo el horizonte de previsión. De entre las grandes economías, Alemania destacaría positivamente, al situarse muy por debajo de la media de la UEM en 2022 (en torno al 70% del PIB), frente a Francia (118%), España (124%) y, sobre todo, Italia (casi un 160%). Por el momento, no se perciben riesgos inminentes para la sostenibilidad de estos niveles de deuda, gracias a las compras del BCE y al contexto de tipos de interés tan bajo en el que nos vamos a mover: el pago de intereses se situará en torno al 1,4% del PIB en media de la UEM hasta 2022, frente al 2,7% que suponía en el periodo 2011-2015.

En balance, las nuevas previsiones de la CE son algo más pesimistas que las presentadas en verano al tiempo que el organismo reconoce que los riesgos se concentran a la baja y que la elevada incertidumbre de escenario dificulta la elaboración de previsiones. Al mismo tiempo señala que existe la posibilidad de que el impulso al crecimiento del Fondo de Recuperación europeo sea mayor de lo incorporado en los escenarios. La CE estima que el PIB real de la UE sería entre un 1,5% - 2,0% mayor que en ausencia del Fondo de recuperación, bajo el supuesto de que todos los fondos se destinarían a financiar nuevos proyectos de inversión. Además, el máximo impacto se registraría en 2024, si suponemos que todos los fondos se reparten en cuatro años, o en 2026, si se repartiesen en seis años.

No obstante, conviene señalar que, hasta la fecha, los presupuestos para los próximos siete años, a los que va asociado el Fondo de Recuperación, todavía no se han aprobado. Este retraso provocará probablemente que, los fondos no comiencen a llegar hasta la segunda mitad del próximo año. Además, las previsiones publicadas no incorporan el dato efectivo de crecimiento del 3T20 que, en la mayoría de los países, superó significativamente las previsiones, pero tampoco las últimas medidas restrictivas en vigor desde comienzos de noviembre y sus consecuencias sobre la actividad. Uno de los casos más llamativos es el de Alemania, para la que la CE anticipa un crecimiento del 0,6% en el 4T20, mientras que instituciones como el Ifo o el Deutsche Bank estiman que el impacto de las últimas medidas restrictivas adoptadas podría provocar una contracción del PIB en el 4T20 próxima al -0,5%. Para el resto de países ocurriria algo similar, ya que las medidas más agresivas han entrado en vigor a comienzos de noviembre, por lo existe un elevado riesgo de que el resultado del 4T20 sea bastante peor a lo que espera la CE, lo que también afectaría negativamente a la previsión de crecimiento de 2021.

España, la economía europea más dañadas por la crisis

La CE empeora su previsión de PIB, tanto para este año (-1,5 puntos hasta -12,4%) como para el próximo (-1,7 puntos hasta +5,4%), como consecuencia del fuerte impacto que está teniendo la crisis en el turismo, la restauración y las actividades culturales, sectores fundamentales para nuestra economía y que se han visto muy afectados por las medidas de distanciamiento social. En consecuencia, para recuperar los niveles pre-Covid habrá que esperar, al menos, hasta 2023: el PIB en 2022 será todavía un 3,2% inferior al de 2019. En todo caso, estas previsiones fueron realizadas antes de conocerse el dato de PIB del 3T20, que sorprendió positivamente, con un crecimiento del 16,7% trimestral.

La proyección de PIB de Bruselas para 2020 está en línea con la del Banco de España, en su escenario pesimista (-12,6%), y con la del FMI (-12,8%), pero es algo más negativa que la del Gobierno (-11,2%).

Pese al uso generalizado de los ERTEs, que ha amortiguado el impacto de la crisis en el mercado laboral, asistiremos a una intensa destrucción de empleo, lo que llevará la tasa de paro hasta cerca del 17% de la población activa, casi tres puntos más que en 2019. Por lo que respecta a las cuentas de las AA.PP., se verán lastradas, tanto por la caída de la actividad y el empleo como por el aumento del gasto para afrontar la crisis, de modo que el déficit se ampliará hasta el 12,2% del PIB, casi un punto más de lo que estima el Gobierno, para posteriormente reducirse lentamente (en 2022 todavía se situará en el 8,6%). Por su parte, la deuda también crecerá con fuerza, casi 25 puntos hasta el 120,3% del PIB en 2020, una tendencia que continuará los próximos ejercicios hasta rozar el 124% en 2022.

Bankia Estudios