Érase una vez, hace muchos muchos años una sociedad en la que las personas después de toda una vida trabajando, recibían, por parte del Estado, una retribución que se llamaba pensión. Esta última llegaba cuando una persona del reino se hacía mayor y se jubilab

Sin embargo, este sistema -que parecía estable a largo plazo- se vio amenazado por ‘la mala del cuento’, una crisis financiera que provocó una fuerte caída del empleo y por consecuencia, unas elevadas tasas de paro.

Esto último, unido a un descenso del número de nacimientos y una población cada vez más envejecida ha provocado que las pensiones se encontrasen en su momento más convulso ya que había menos personas trabajando -y cotizando- para pagar la pensión de una población que cada vez era mayor.

Como consecuencia, el viejo continente estaba preocupado por el índice del envejecimiento. Pero en España aún lo estaban más ya que este había aumentado en nuestro país por séptimo año consecutivo. De hecho, el INE (Instituto Nacional de Estadística) calculaba que el porcentaje de mayores de 65 años en 2031 podría ser del 25.6%.

 

Los gobernantes del reino, después de conocer estos datos tan alarmantes, se hicieron la siguiente pregunta: ¿cómo vamos a poder mantener 'el cuento del Sistema de Pensiones en España? Pero como en cualquier historia, siempre aparece un hada madrina que con un poquito de ‘magia’ hace que todo se solucione – o por lo menos intenta hacernos sentir mejor-.

Y, en este cuento, esa ‘magia’ vino por parte de los diferentes gobiernos de Europa. Países como Francia, Italia o España decidieron llevar a cabo una serie de reformas en las pensiones para intentar salvarlas y se informaron sobre cuáles eran los motivos que había provocado que 'la mala del cuento' estuviese destrozando su cuento. Expertos del reino como Ignacio Izquierdo desde el Instituto Aviva afirmaban que “todos los sistemas de pensiones de todo el mundo se encuentran en plena transición hacia esquemas más adaptados a una demografía global gobernada por la convergencia en la denominada segunda transición demográfica”.

Por lo tanto, estos cambios -para vencer- pasaban por la sostenibilidad financiera y fiscal, la edad de jubilación así como la eficiencia administrativa que de ellos pudiesen derivar. De hecho, en el caso de que no se hubiesen llevado a cabo estas reformas, el Sistema de Pensiones en el año 2010 hubiese sido insostenible, habiéndose agotado las reservas en el 2017.

No obstante, estas modificaciones llevadas a cabo desde el comienzo de la crisis financiera por parte del Gobierno podrían no ser suficientes para que cada uno de los españoles tuviese asegurada su pensión. Desde la entidad financiera BBVA explicaron ya que, todas las medidas tomadas sí resuelven los problemas de las pensiones a corto y a medio plazo pero que son insuficientes para hacerlas sostenibles a largo plazo y tener nuestro ‘final feliz’.

Ante esto último, cabría preguntarnos si aún tenemos confianza en el cuento o deberíamos buscar un fondo de pensiones alternativo con el que asegurarnos la jubilación. Eso sí, sólo por si acaso la ‘magia’ – o mejor dicho, el Estado- en esta ocasión, no funciona.