En concreto, la firma de Michigan precisó que cerrará su factoría de Jackson (Tennesse), lo que provocará la eliminación de 500 puestos de trabajo, mientras que los cierres anunciados anteriormente de las fábricas de LaVergne (Tennesse), Oxford, (Missisipi), Puebla y Reynosa (México) supondrán el recorte de 2.000 empleos.

Asimismo, Whirlpool eliminará 500 puestos de trabajo en Norteamérica, mientras que otros 1.900 empleos serán eliminados a nivel internacional, de los que "la mayor parte tendrán lugar en Europa".


El presidente y cosejero delegado de Whirlpool, Jeff M. Fettig, señaló que estas medidas permitirán a la compañía ahorrar unos 275 millones de dólares anuales y facilitarán la creación de una estructura de costes efectiva.

"La crisis global de crédito ha tenido un impacto muy negativo sobre una ya de por sí débil economía global. La caída del precio de la vivienda, el incremento del desempleo y la muy baja confianza de los consumidores probablemente prolongarán un negativo entorno de demanda hasta al menos mediados de 2009", añadió Fetting.

Whirlpool opera en España desde 1989 y tiene su sede principal en Barcelona, desde donde se gestiona la actividad en España y Portugal. La gestión comercial se realiza localmente en cada país.

Por otro lado, la compañía informó hoy de que su beneficio neto del tercer trimestre bajó un 6,8% interanual, hasta 163 millones de dólares (130 millones de euros), mientras que su cifra de negocio alcanzó los 4.902 millones de dólares (3.910 millones de euros), un 0,12% más.

Asimismo, en el conjunto de los nueve primeros meses del año, Whirlpool ganó un 17,4% menos, hasta 374 millones de dólares (298 millones de euros) y su facturación creció un 3,6%, hasta 14.592 millones de dólares (11.640 millones de euros).