Pues de momento parece que sí… pero empecemos por el principio. Muchos inversores han vivido (incluso han sufrido) lo suficiente para entender el concepto burbuja. Un concepto muy simple, que como un virus, ha atacado prácticamente a todos los sectores de la economía: inmobiliario, tecnológico, las puntocom… La idea es sencilla: se produce una burbuja cuando el precio de un activo aumenta por encima del valor que hoy tienen los servicios que ese activo prestará en el futuro.

Si tenemos en cuenta que la demanda útil del oro (aquella destinada a su uso más allá de la propia inversión) como puede ser telefonía, informática o incluso odontología, se ha reducido de manera notable en los últimos diez años mientras que el precio se ha disparado, algunos podrían aventurarse a asegurar que la burbuja está servida.



Sin embargo los expertos consultados por Estrategias de Inversión coinciden en señalar que hablar de burbuja en el oro es demasiado hablar. “Rotundamente no” señala Patricia Mata, analista de CMC Markets.

“Las personas de a pie no destinan cantidades grandes de su gasto total a comprar Oro, como podía suceder con las inmobiliarias o las punto.com”, señala la experta de CMC. Y es que el perfil del comprador de oro cuaja en una descripción de inversor conservador; de ahí que el valor del oro pueda mantenerse largo y tendido en cotas como las actuales e incluso superiores.

De hecho las estimaciones de Saxo Bank sitúan al metal precioso en la órbita de los 1.970 dólares, cota donde Ignacio Albizuri, EM de FxPro, sitúa una zona de posible corrección; “pero llegará hasta ahí”, señala.





Y es que mientras la tensión se mantenga en los mercados el oro va a seguir siendo la cabaña donde resguardar el dinero. “Más allá”- señala Miguel Ángel Rodríguez, analista asociado a X-Trade Brokers – “hasta que no se confirme de una manera aplastante la recuperación no veremos descensos en su cotización”.

Así, el metal, se ha convertido en la divisa de las catástrofes, ganándole la partida a otros activos que también han sido considerados históricamente como refugios, siendo la almohada donde apoyar la cabeza para dormir tranquilos mientras pasa la tormenta.

Suiza se cansa de ser refugio

Suiza se ha cansado de entradas de capital para deshacer euros, señala Albizuri, por lo que el martes decidió intervenir la moneda y estableció el cambio mínimo en los 1,20 euros.

Y es que lo que es bueno para el inversor no lo es tanto para la economía helvética, que ve como la revalorización de su moneda perjudica de manera notable las exportaciones del país. “El refugio de la crisis global y la relativa fortaleza de su economía han hecho que el franco suizo alcance una sobrevaloración extrema que comienza a afectar a su competitividad”, señala Javier Flores analista de Dracon Partners EAFI.



La pregunta que se plantea ahora el inversor es sencilla, ¿hasta qué punto el Banco Central suizo va amarrar el precio de su moneda?

Como se señala desde XTB mantener el precio de la moneda suiza tiene un coste, un coste que la entidad central está dispuesta a asumir. La inyección de liquidez va a provocar inflación, algo que no preocupa a los dirigentes helvéticos ya que el país, según señala Miguel Ángel Rodríguez, vive prácticamente un periodo de deflación.