La propuesta incluirá la creación de fondos nacionales de resolución que tendrán la obligación de prestarse mutuamente recursos para financiar una reestructuración o una liquidación ordenada de una entidad con graves problemas y que pondrán en común sus medios para hacer frente a problemas bancarios transfronterizos.

Eso supone un paso hacia un fondo europeo de resolución en el marco de la unión bancaria que incluirá iniciativas como un sistema de garantías de depósitos común o un supervisor bancario europeo para la banca sistémica.

Esos fondos se financiarán con contribuciones de la banca y de firmas de inversión y su propósito es facilitar una reestructuración o liquidación ordenada de un banco insolvente y no rescatarlo o otorgarle una ventaja injusta desde el punto de visto de la competencia, señalan desde la Comisión Europea.

De esta manera, los fondos de resolución se podrán utilizar solamente para, por ejemplo, dar préstamos a "bancos puente temporales", para comprar activos específicos de una entidad en proceso de resolución o para garantizar ciertos activos o pasivos de una institución financiara sometida a resolución.

La otra gran novedad es el denominado bail-in, es decir que serán los accionistas y acreedores los que rescaten al banco y ya no los contribuyentes mediante las ayudas estatales multimillonarias.