La salida de la suspensión de pagos se produce después de que el juez Robert Gerber del Tribunal de Bancarrota de Estados Unidos del Distrito Sur de Nueva York autorizara el pasado 6 de julio la salida del proceso concursal y sucede antes de lo previsto, puesto que en un principio la compañía indicó que tardaría entre 60 y 90 días en emerger de esta situación.

Según los expertos, el periodo en bancarrota es el más corto de la historia para una compañía de este tamaño, y esta por debajo de los 90 días que esperaba el Gobierno de Obama.

GM estará ahora controlada en un 60,8% por el Tesoro de Estados Unidos, un 11,7% estará en manos de los gobiernos de Canadá y Ontario y un 17,5% será del mayor sindicato de la firma. El restante 10% será acreditado a la "vieja GM", una estructura casi vacía que seguirá en quiebra mientras logra liquidar sus activos.

Además, la anterior General Motors y UAW (sindicato de trabajadores) mantendrán 'warrants' ejecutables entre el 15% y el 2,5% por el interés de la nueva empresa.

Precisamente, a pesar de que la "nueva General Motors" sale de la bancarrota, los activos y problemas de la "antigua" permanecen en bancarrota. Dentro de esta compañía permanecen las marcas de las que quiere deshacerse, así como las obligaciones de las pensiones y de la seguridad social, y se espera que estén en protección contra la quiebra meses e incluso años más.
Tendrá la mitad de marcas

General Motors Company tendrá sólo cuatro marcas (Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC) en vez de las ocho de la antigua GM y 16 factorías menos en Estados Unidos y Canadá.

La nueva empresa se basará en una imagen más ecológica tras décadas en las que General Motors fue la quintaesencia de grandes vehículos de elevado consumo.

El principal lanzamiento de la nueva General Motors será el próximo año el Chevrolet Volt, un vehículo eléctrico con el que GMC espera volver a alcanzar el liderazgo en el sector del automóvil.