¿Qué balance hacéis del 2025 y qué perspectivas tenéis para el próximo año?

El año 2025 ha sido un año positivo en cuanto a rentabilidades, de la misma forma de otros años dentro de la renta variable, pero con la diferencia de que este año ha habido un gran volumen de actores que han conseguido aportar al índice global y que no lo habían hecho en otros años. 

A parte de las grandes tecnológicas que han vuelto a tener un buen año, ha sido un gran año para la parte asiática, especialmente por reforma de los gobiernos corporativos en Japón y en Corea del Sur, también bancos industriales dentro de Europa, incluso factores de corte defensivo como dividendos, sectores como utilities o activos como el oro, han logrado aportar una gran rentabilidad dentro de las carteras de nuestros clientes. 

¿Qué esperamos para el año 2026? Seguimos esperando un entorno positivo para la renta variable, principalmente por factores como una buena situación financiera de compañías y hogares que favorecen el consumo y la inversión. Una continuación y ampliación de las inversiones en IA que creemos que van a empezar a contribuir a un mayor número de compañías y un mayor número de sectores y también esperamos un apoyo fiscal dentro de Europa y de los Estados Unidos que siga soportando la liquidez y esa buena evolución de los beneficios dentro de la renta variable. 

En la renta fija, vemos algo más de baches en el camino. Posibles repuntes de inflación en Estados Unidos, esa mayor expansión fiscal es un factor positivo para la renta variable, pero negativo para aquellos países que tienen déficit altos y seguimos viendo una continuación del empinamiento de las curvas. Por otro lado, también los diferenciales nos hacen estar un poquito escépticos en la parte de crédito de alto riesgo, de high yield.

¿Cómo defines actualmente el proceso de selección de fondos en un entorno con tanta oferta y qué factores son determinantes para que un fondo entre en las carteras de MAPFRE Gestión Patrimonial?

Dentro de la parte de selección de fondos, creemos que se está generando mucha oferta y esto al final trae una competencia sana, pero también hay que filtrar muy bien qué tipo de gestoras y fondos queremos poner a disposición de nuestros clientes. 

  1. El primer requisito que tendríamos es un requisito operativo; es decir, a nivel de casa y a nivel de producto para que cumpla con estos factores operativos o que evite riesgos operativos para nuestros clientes dentro de estos productos. 
  2. Una vez hecho este primer check, pasamos ya a la parte de inversión. Aquí lo importante será entender cómo se ha comportado el producto en el pasado y si esta evolución está alineada con lo que nos han contado en las reuniones con el equipo gestor.
  3. Y, por último, habrá que clasificar muy bien los productos con sus comparables que no siempre son los que comparten la misma categoría en el activo, sino que hay que detectar muy bien cuáles son los sesgos o filosofías dentro de cada equipo. 

Por resumir, nuestro trabajo estaría dividido en cuatro partes: la primera, evitar riesgos operativos que no son visibles a nivel cuantitativo; la segunda, entender bien el producto y clasificarlo con sus fondos realmente comparables; la tercera, elegir aquellos que consideramos que son una mejor opción para nuestros clientes y que mejor complementan a los que ya están en nuestro universo de inversión; y la cuarta la monitorización, que es bastante importante, no siempre se se nombra, pero tanto cambios de equipo como de posicionamiento como problemas operativos. Es decir, que los tres checks anteriores se sigan cumpliendo en la evolución del producto para nosotros es clave que esto sea así. 

Al final en las carteras elegimos fondos que salen de este universo de inversión seleccionable elegido por nosotros y se construyen en función de la visión macro que tenga la casa, en este caso Mapfre AM, y que sean complementarios con las otras estrategias y con el perfil de riesgo al que van destinados.

¿Qué peso tienen la diversificación y la gestión del riesgo en la construcción de carteras para distintos perfiles de cliente?

Para nosotros la gestión del riesgo y la diversificación es un pilar clave dentro de las carteras que construimos.

Primero porque la historia ha demostrado que una correcta diversificación de carteras siempre acaba pagando y evita muchos riesgos de carácter emocional, sobre todo posicionamiento, entradas y salidas en el mercado que suelen ser un gran detractor de rentabilidad a largo plazo. Y esto al final va muy de la mano de una correcta planificación financiera. No se trata tanto de lograr la máxima rentabilidad sin medir ese riesgo asumido, sino de lograr un rango determinado de revalorización que esté acorde a un plazo y a unos objetivos futuros de gasto o de inversión. 

Al final, como demuestran las cifras, ha habido grandes productos, grandes fondos de inversión a largo de la historia que han conseguido rentabilidades muy buenas, pero que cuando escarbas un poquito más en la rentabilidad media que han obtenido los partícipes que han entrado en ese fondo, está rentabilidad no ha sido tan buena o ha sido bastante inferior. Principalmente porque al final cuando vas persiguiendo rentabilidades sin unos fundamentos claros o sin un plan claro de inversión sueles tomar decisiones más basadas en el sentimiento y que te acaban detrayendo esta rentabilidad.

Por lo tanto, gestión del riesgo, diversificación, planificación financiera y cumplir con los plazos establecidos, para nosotros es la forma clave de acompañar a nuestros clientes.

¿Qué tendencias o cambios estructurales crees que marcarán la selección de fondos y la gestión patrimonial en los próximos años?

La selección de fondos pensamos que va a ser una época muy fructífera para la gestión activa. Venimos de una época bastante contraria, bastante fructífera para la gestión pasiva, pero creemos que estamos en un entorno de cambio tanto a nivel geopolítico. A nivel de inversiones, estamos viendo colaboraciones pública o privadas que quieren responder a los desafíos que tenemos a nivel económico, a nivel global; también vamos a ver una mayor ampliación en el uso de la IA que puede traer consigo aumento de crecimiento no sólo económicos, sino también en beneficios que a día de hoy todavía no vemos en las estimaciones de los analistas o que vemos de una manera muy prudente. Creemos que puede ir más allá de lo que está puesto en números. Y luego la parte cualitativa y ese arte que comentaba antes para clasificar correctamente las estrategias van a tomar una mayor relevancia.

Al final esto va a ser, lógicamente, fruto de esta ampliación de ganadores que creemos que se va a producir en los próximos años y que ya hemos visto en este 2025. 

Guiar a nuestros clientes de manera efectiva evitando que dediquen sus esfuerzos a perseguir rentabilidades, esta va a ser la parte clave porque se van a dar muchas oportunidades, pero aquí lo importante es entrar cuando hay que entrar en esas oportunidades y no cuando ya se han materializado. Y, por lo tanto, hay que evitar que los clientes tomen decisiones persiguiendo rentabilidad y que pierdan el foco global de la planificación financiera.

En el caso de la industria, llevamos años viendo un crecimiento favorable de volumen, pero también un descenso de participantes debido a la regulación a esa estrechez de los márgenes. Creemos que están cambiando las reglas del juego y que el epicentro está pasando de ser una industria centrada en la gestión a ser una industria centrada en el servicio. 

Respondiendo: la planificación financiera, asesoramiento, la confianza que tengan los clientes en la entidad, una correcta argumentación y un fuerte respaldo de la área técnica van a ser los motores claves para poder liderar este mercado en los próximos años.