El año comenzó con escepticismo y terminó con asombro. Pocos habrían apostado en enero a que 2025 se convertiría en uno de los ejercicios más brillantes de la historia bursátil española, y sin embargo el Ibex 35 no solo ha resistido el ruido global, sino que lo ha transformado en combustible. La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, la agresividad comercial de Estados Unidos, las tensiones geopolíticas y la eterna duda sobre los tipos de interés han sido obstáculos más narrativos que reales. El selectivo ha avanzado cerca de un 48% en el año, superando registros legendarios de los noventa y rompiendo, por fin, el techo psicológico de los 15.945 puntos de 2007. Dieciocho años después, aquel máximo previo a la gran crisis ha quedado atrás, con el índice instalándose por encima de los 17.100 puntos. La banca, tras años de travesía por el desierto, ha vuelto a tirar del carro, acompañada por utilities de gran peso. El desafío ahora no es tanto subir, sino sostener el paso: 2026 exigirá menos exuberancia y más consistencia.

Ese cambio de tono —de la euforia a la reflexión— se respiró también en la quinta edición del Salón del Inversor, organizada por Estrategias de Inversión y Renta 4 Banco. Allí, entre presentaciones y debates, se dibujó una fotografía bastante nítida del nuevo ciclo bursátil. Directivos y analistas coincidieron en que la bolsa española ha dejado de ser una promesa para volver a ser una opción. Compañías de sectores clave como banca, energía, tecnología, infraestructuras o salud defendieron modelos de negocio más disciplinados, con balances saneados y una mayor exigencia de ejecución. El mensaje fue claro: hay valor, pero ya no basta con esperar; invertir exige entender, discriminar y anticipar. La educación financiera, la transparencia y el papel del analista como traductor entre empresa e inversor se consolidan como piezas esenciales de este nuevo ecosistema.

En ese mapa sectorial, la salud y la biotecnología ocupan un lugar cada vez más estratégico, aunque no exento de matices. Es un sector amplio y heterogéneo, que va desde farmacéuticas tradicionales hasta compañías de tecnología médica y biotecnología pura, y cuyo comportamiento bursátil ha sido desigual según la geografía. Estados Unidos sigue marcando el paso, con fuertes subidas en biotecnología, mientras Europa avanza con más cautela. Para muchos inversores, los ETFs se han convertido en la puerta de entrada natural a esta temática global, siempre que ofrezcan diversificación real y costes controlados. En el mercado español, el subsector farmacéutico y biotecnológico refleja bien esa dualidad: un entorno estructuralmente favorable, impulsado por el envejecimiento poblacional y la innovación médica, pero con valoraciones muy dispares. El análisis por múltiplos revela oportunidades claras junto a apuestas de alto riesgo, recordando que no todas las historias de crecimiento se escriben al mismo ritmo ni con el mismo desenlace: Reig Jofre y Grifols presentan múltiplos muy atractivos y se muestran infravaloradas en relación con sus fundamentales, Atrys también resulta interesante por PER razonable, descuento por PEG, PSV y PVC y con moderación por EV/EBITDA; en el extremo opuesto, Oryzon es una opción de mayor riesgo y sin beneficios visibles, mientras que PharmaMar cotiza a múltiplos muy exigentes que solo se justifican bajo escenarios de crecimiento sostenido muy sólido.

Esa selectividad es también la que explica por qué, incluso en un año extraordinario para el Ibex 35, hay nombres que se han quedado al margen del aplauso. Amadeus es unos de los ejemplos más evidentes. La tecnológica ha cerrado 2025 con caídas, convertida en uno de los rezagados del índice. Sin embargo, el mercado empieza a mirar más allá del corto plazo. Las previsiones para 2026 apuntan a una recuperación del valor y el anuncio de un dividendo en enero actúa como recordatorio de que, a veces, el silencio bursátil precede al retorno del interés. 

Mientras tanto, Wall Street sigue escribiendo su propio relato, más pausado en rentabilidad, pero igual de intenso en narrativa. El S&P 500 ha encadenado máximos históricos con una regularidad casi rutinaria, impulsado por un sector tecnológico que desde hace tres años vive bajo el hechizo de la inteligencia artificial. NVIDIA se ha erigido como símbolo de esta era, alcanzando capitalizaciones impensables hace apenas un lustro. Pero junto al entusiasmo crecen las dudas: valoraciones exigentes, inversiones masivas y la pregunta inevitable sobre si el precio ya descuenta demasiado futuro. Aun así, el mercado tecnológico afronta el rally de Papá Noel con renovada confianza, apoyado en resultados sólidos como los de Micron, que han devuelto algo de calma a un sector acostumbrado a moverse entre la euforia y el vértigo.

Ese optimismo estacional no es solo una sensación: grandes firmas de inversión detectan compras tanto de institucionales como de minoristas, especialmente en tecnología y semiconductores. No se habla de fuegos artificiales, sino de un avance sostenido, casi por inercia, alimentado por una economía que resiste y unos beneficios empresariales que siguen cumpliendo. En ese clima, el mercado parece dispuesto a dejar que el calendario juegue a su favor y los grandes y pequeños inversores apuestan por el rally de Navidad

Más lejos, pero no menos relevante, Alibaba ha decidido reescribir su propia historia. Tras años de presión regulatoria y desconfianza, 2025 ha sido el año del giro estratégico hacia la nube y la inteligencia artificial. El fuerte crecimiento de Alibaba Cloud y la aceleración de los ingresos vinculados a IA han devuelto a la compañía un papel protagonista en el ecosistema tecnológico chino. Al mismo tiempo, su negocio de comercio electrónico ha logrado estabilizarse, disipando el temor a una erosión permanente. El mensaje es claro: adaptarse ya no es una opción, es una condición de supervivencia.

Esa lógica de adaptación es también la que guía a la Cartera Tendencial de Ei. Con los grandes índices consolidando, pero sin perder la estructura alcista, la estrategia pasa por proteger beneficios, ajustar riesgos y mantener una exposición elevada a activos de riesgo. Engie ha marcado nuevos máximos anuales, permitiendo elevar el stop tras activar objetivos alcistas. Estée Lauder y Goldman Sachs han reforzado su buen tono técnico, lo que ha llevado a proteger rentabilidades acumuladas, mientras que Inditex, pese a su reciente incorporación, ha obligado a reaccionar con rapidez tras un movimiento especialmente explosivo al alza. Al mismo tiempo, el radar empieza a señalar nuevas oportunidades. Fluidra se aproxima a la resolución de su fase de consolidación, a la espera de una ruptura clara, y Kering ha logrado dejar atrás su directriz bajista, sentando las bases de un posible cambio de tendencia. Si estas señales se confirman, la cartera podría elevar su exposición hasta niveles cercanos al 90%, siempre bajo una premisa clara: acompañar al mercado sin perseguir al precio y dejando que la tendencia haga su trabajo.

En paralelo a todo ello, el universo de las criptomonedas sigue ampliando sus fronteras. 2025 ha sido un año de contrastes, con máximos históricos, avances regulatorios y una creciente integración con el sistema financiero tradicional. De cara a 2026, la tokenización de activos reales, el uso de inteligencia artificial para combatir el fraude y el impulso institucional a las stablecoins dibujan un escenario en el que la línea entre lo digital y lo tangible se vuelve cada vez más difusa. Como ocurre con la Bolsa, el sector cripto ha dejado atrás la adolescencia y se adentra en una etapa donde la promesa debe empezar a traducirse en estructura, confianza y valor sostenible.

Y, cerrando un nuevo año, no podemos olvidar que la primera clave de todas para los inversores está en la educación financiera. Por ello, Estrategias de Inversión lleva más de 20 años ofreciendo análisis independientes y organizando cursos y seminarios. Porque sabemos que los inversores particulares pueden ganar en bolsa de forma puntual en los mercados, pero los inversores bien formados saben ganar en bolsa de forma recurrente... Así, organizamos nuestro curso más completo para aprender a invertir con un método propio: el curso práctico de Bolsa y Trading, que realiza el equipo de análisis de Estrategias de Inversión, enfocado a la inversión a corto, medio y largo plazo con acciones, futuros, ETFs y Fondos de Inversión.

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