Empresas de energías limpias: el nuevo imán del capital internacional en el Ibex 35

Este 2025 ha devuelto a la bolsa española una velocidad de vértigo. El Ibex 35 avanza más de un 36% en el año y vuelve a copar titulares. España se ha convertido en el mercado revelación de Europa: un destino donde confluyen rentabilidad, estabilidad y futuro.

El cambio no ha pasado desapercibido para los inversores -grandes y pequeños-. BlackRock, la mayor gestora de activos del planeta, ha elevado su compromiso con el país hasta los 83.000 millones de euros. Un movimiento que consolida a España como la “joya europea” de su cartera. No es solo una apuesta financiera, sino estratégica: el dinero inteligente está encontrando en el mercado español el equilibrio entre una banca sólida y una transición energética en marcha.

“España combina la fortaleza de su sector financiero con una posición estratégica en energías limpias que la convierte en un polo de atracción para centros de datos y nuevas tecnologías”, resume Javier García Díaz, responsable de Ventas de BlackRock para Iberia.

Energía limpia y España: oportunidades de inversión más allá de la tecnología

Dicho esto, en un año dominado por la IA y los gigantes tecnológicos de Wall Street, BlackRock señala dos grandes oportunidades para el capital global:la energía limpia y la renta variable española.

La gestora estadounidense considera que la electricidad es el nuevo petróleo. La digitalización, los centros de datos y la IA disparan la demanda energética, impulsando la inversión en renovables y redes eléctricas. Según sus estimaciones, el consumo eléctrico mundial crecerá un 4% anual hasta 2027, y los centros de datos consumirán el 4,4% de la energía global en 2035. Las compañías de energía limpia, que aún cotizan con descuento, se benefician de este nuevo ciclo de transformación, aunque BlackRock advierte que la volatilidad seguirá presente.

El otro eje de crecimiento está en la propia bolsa española, que ha sorprendido con una subida del 39% en euros y del 57% en dólares en lo que va de año, superando incluso a las “Magnificent 7”. La fortaleza del sector financiero —impulsado por la digitalización y la inteligencia artificial—, junto con las inversiones en la red eléctrica, han elevado los beneficios empresariales y consolidado al país como centro europeo de datos y energía digital. Pese al rally, las acciones españolas siguen cotizando con descuento frente al resto de Europa, lo que ofrece margen de recorrido para los inversores activos. A ello se suma una economía sólida, sostenida por el turismo, los servicios y un mercado laboral estable.

El sol como motor de un nuevo ciclo

En definitiva, y en palabras de los analistas de BlackRock, "la electricidad se ha convertido en el combustible de la nueva era tecnológica" y España —con su sol, su viento, su infraestructura y su marco regulatorio— está llamada a ser una de las grandes potencias de esta nueva era energética.

En el Ibex 35, los grandes nombres del sector —Iberdrola, Acciona Energía, Solaria, Naturgy, Endesa y Repsol— encarnan una nueva historia industrial: la de un país que exporta energía limpia e innovación:

Iberdrola lidera esa transformación. Con más de 47.000 MW renovables instalados y un plan de inversión de 21.000 millones de euros hasta 2028, la eléctrica vasca apuesta por la eólica marina como nuevo vector de crecimiento. Su modelo de “energía limpia, fiable e inteligente” ha seducido a gigantes como Amazon o Burger King, que han firmado acuerdos de compra a largo plazo para abastecerse de electricidad verde.

Acciona Energía, la más pura del grupo, representa el ideal de la transición: sin herencia fósil, toda su actividad gira en torno a la generación 100% renovable, desde la movilidad eléctrica hasta el hidrógeno verde. Su enfoque integral la convierte en una referencia global del nuevo paradigma energético.

Solaria encarna el relevo generacional. Nacida en la era solar, se reinventa ahora con el almacenamiento energético y su salto hacia los centros de datos impulsados por IA. Su objetivo: alcanzar 18 GW en 2030 y consolidarse como actor clave en la transición europea.

Naturgy, más híbrida, acelera para ponerse al día. Su hoja de ruta pasa por el biometano, la solar y la eólica internacional. Quiere aumentar un 30% su capacidad renovable hasta 2027 y ser neutra en carbono en 2050. Es su forma de adaptarse a una era en la que el gas ya no es el final del camino, sino el puente hacia otro modelo.

Endesa avanza en la misma dirección. El 86% de su producción peninsular ya está libre de emisiones, y espera alcanzar el 91% en 2025. Además, ha sellado una alianza con la emiratí Masdar para impulsar proyectos solares en España, reflejo del interés extranjero por el nuevo mapa energético ibérico.

Y Repsol, la más veterana, se reinventa. Tras desinvertir en parte de su negocio fósil, se adentra en el modelo multienergético. Su apuesta incluye proyectos solares, autoconsumo doméstico y acuerdos con Microsoft para descarbonizar su producción. Hasta 4.000 millones de euros invertirá en renovables hasta 2027. La antigua petrolera quiere ser ahora un emblema de la transición industrial.

Subidas de vértigo, valoraciones en tensión

El entusiasmo también se refleja en el parqué. El sector de energías limpias del Ibex 35 cierra un 2025 de importantes avances. Sin embargo, detrás de la euforia se asoma la prudencia: la gran mayoría de sus empresas ya cotizan cerca o incluso por encima de sus precios objetivo.

Solaria y Endesa lideran las subidas del año, con avances del 85,35% y 41,3%, respectivamente. Aun así, ambas presentan ya un margen negativo frente a sus precios objetivo —del -8,5% en el caso de Solaria y del -10,6% para Endesa—. 

El resto del sector también muestra ganancias de doble dígito. Eso sí, sin apenas potencial alcista. Repsol es la única que conserva un margen positivo, con un 4,4% hasta los 15,12 euros, mientras que Naturgy apenas suma un 0,56% de recorrido adicional.

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