Basilea III supone un salto cualitativo en la homogeneidad de los instrumentos de cómputo de capital. Pero "no se está dando el impulso necesario al cómputo de los activos de riesgo para conseguir una mayor transparencia y para que sea posible diferenciar los niveles de riesgo y solvencia de las diferentes entidades", reconoce Emilio Botín presidente de Banco Santander en la IV Conferencia Internacional de la Banca. 

Botín ha admitido que sigue sin solucionarse el tema de los ratios de liquidez. Tal y como está hoy configurado, perjudican a la banca comercial, introducen riesgos importantes de contracción de las carteras crediticias y limitan en algunos casos la función de transformación de plazos que realiza la banca.  Y ha admitido como impresicindible "que las nuevas normas no perjudiquen a la banca comercial - pieza clave del sector financiero como motor de crecimiento económico-; En este sentido,  ha reconocido que "no debe forzarse una recapitalización indiscriminada de la banca europea sin resolver de forma definitiva el problema de la deuda pública".  Y prosigue advirtiendo que  "
cualquier re-capitalización de los bancos europeos no servirá para recuperar la confianza y el crecimiento económico, si antes no se resuelvedefinitivamente el problema de la deuda soberana".  

El presidente de la entidad considera que  "hay que atacar la raíz del problema, para lo cual, es indispensable la sostenibilidad del euro y de la eurozona. Es el momento de pasar a la acción y adoptar medidas decisivas para reforzar el diseño institucional del euro y asegurar una mayor coordinación de las políticas económicas en la Eurozona". Sólo cuando esto suceda "se restablecerá la confianza, volverá a fluir el crédito y se asegurará la recupeación de las economías europeas". Porque si algo tiene claro el mandatario de la entidad cántabra "es que no hay economía sana sin banca sana".

Los desafíos en Europa

Botín también se ha referido a los "desafíos particulares"con los que cuenta la zona del euro. Variables ante los cuales "la única respuesta factible es más integración política y económica".  Los líderes europeos han sido muy claros: el euro no tiene marcha atrás. "Tengo confianza en que Europa encontrará el camino hacia una eurozona
estable, fuerte y próspera. Valoramos muy positivamente algunos pasos que se han dado recientemente, como por ejemplo:  Los cambios constitucionales para introducir techos estructurales de déficit y de deuda pública, Y la aprobación en todos los países del plan de reforzamiento del fondo europeo de estabilidad financiera, que jugará un papel fundamental en la resolución no sólo de problemas de solvencia, sino también de liquidez en los Estados Miembros.

Pero hoy, la prioridad debe ser resolver la crisis de la deuda soberana.