Represalias proteccionistas. Esta es la consecuencia de que continúa la batalla de los Estados por intervenir en el mercado de divisas. Los dimes y diretes que viajan de un lado a otro del mundo con el fin de conseguir una divisa débil para fomentar el comercio y por tanto la recuperación económica puede convertirse en el cuento sin fin.
Las peticiones que tanto desde Europa como Estados Unidos se lanzan a las regiones emergentes, especialmente China y Japón, donde, como reconoce
Sara Pérez Frutos, directora general de Dracon Partners EAFI, “tienen una divisa extremadamente barata”, no terminan de convencer a las autoridades asiáticas que piden que se les permita permanecer aún con una divisa débil para fomentar sus productos. Pero ¿es justo que se fomente el comercio asiático mientras las empresas europeas y americanas lo tienen cada vez más difícil? Pérez Frutos reconoce que y asegura que, “en el caso concreto del yuan, vale un 30% menos de su valor real”.
“Si bien los tipos de interés más bajos pueden ayudar a la economía al impulsar las exportaciones, el peligro es que desencadenen devaluaciones y represalias proteccionistas, lo que impediría el crecimiento mundial”, reconoció el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, delegado a las reuniones anuales del Fondo Monetario Internacional en Washington.

