La semana pasada el BCE bajó la tasa rectora en medio punto porcentual. El BCE hizo hincapié en que "las tasas de inflación han disminuido significativamente y que permanecerán previsiblemente bien por debajo del 2 por ciento en 2009 y 2010".

Esta perspectiva para la inflación se debe "a la caída en los precios de las materias primas y la disminución de los precios y de las presiones sobre los costes". 

A su vez ello refleja un severo empeoramiento de la actividad económica, que "se recuperará gradualmente a lo largo de 2010", según el banco europeo. 

Los datos disponibles y los indicadores sugieren que la economía mundial se ha debilitado sustancialmente en los últimos meses, lo que refleja el impacto de las turbulencias del mercado financiero. 

Además, este debilitamiento económico ha afectado también a las economías emergentes. El  BCE destacó que el comercio mundial ha caído fuertemente, al mismo tiempo que se ha producido un pronunciado descenso de la demanda interna en la zona del euro. 

El banco europeo redujo la semana pasada notablemente sus pronósticos de crecimiento e inflación para este año y 2010 respecto a las previsiones dadas a conocer el pasado diciembre. 

Ahora, el BCE prevé que el Producto Interior Bruto (PIB) de los países que comparten el euro se contraerá entre un 3,2 y un 2,2 por ciento en 2009 (una media del 2,7 por ciento). 

Para 2010 el BCE es un poco más optimista y calcula que el PIB del área euro se estancará al situarse entre menos 0,7 y 0,7 por ciento.