Frente a todos estos rumores e intenciones, están los números. El sector financiero está en una situación en la que las sinergias son más que complicadas, el famoso 2+2=5, es imposible; y hasta el 2+2=4, con la cantidad de duplicidades y lo más importante de créditos dudosos, hace que se tengan que hacer muchas cuentas para ver si todos los “balances” pueden soportar estas adquisiciones de entidades sin problema. Lo que parece claro, que es difícil que una entidad pueda hacerse con dos bocados, incluso un Santander y un BBVA pueden indigestarse si asumen dos compras.


El corto plazo

Por ello esta inevitable concentración llevará a ajustes cada vez más duros, las condiciones laborales de prejubilaciones tempranas cada vez serán peor vistas y menos soportadas por cualquier Banco, se eliminarán cualquier atisbo de sucursal no rentable y se recortarán todos los gastos posibles.

Esta preocupación por los costes hará que se pase a una segunda posición la captación de clientes frente al saneamiento de las cuentas. Gran parte de la liquidez seguirá procediendo del FROB ya que en esta fase las pérdidas serán compensadas por este organismo.

El largo plazo

El largo plazo es el que más nos interesa, finalizado este proceso, toca generar recursos y devolver al menos una parte de lo aportado por el Estado. El coste debe ser recompensado con entidades más fuertes que generen más y mejor negocio.

Aunque haya menos entidades, la porción de la tarta del negocio debe ser más difícil de captar, por ello aunque haya una pérdida de competencia en el principio, al final deber haber ofertas más agresivas.

¿Y el cliente?

Lo hemos anticipado, ya por ejemplo no tendremos depósitos del Pastor que compitan con los del Popular, por mucho que la primera marca se mantenga en Galicia, un actor menos siempre es peor para el consumidor, pero una entidad más fuerte podrá dar más y mejores productos.

Actualmente se habla mucho de guerra de captar pasivo, pero cuando se normalice la situación, algo que nadie sabe cuándo sucederá, tendrá que ofrecer activo y sólo las entidades más saneadas podrán hacerlo. Mantener entidades sin tamaño, crea ineficiencias como hemos visto ahora, crecer no puede hacerse de cualquier forma y cuando se hace incrementando los préstamos o la oficinas sin que un balance lo pueda sostener, el resultado es el que estamos sufriendo, tener que sanear las entidades para evitar su quiebra.

Por ello, aunque se pierda competencia en un principio, el tamaño importa.

iAhorro.com, comparador de Bancos
Antonio Gallardo