Bankia: cómo evolucionar la estrategia ESG de forma global y transversal a sus procedimientos de inversión

Así, a lo largo de este año estamos trabajando en evolucionar nuestra estrategia ESG y que no se limite a unos productos determinados, sino que afecte de manera global y transversal a los procedimientos de inversión de Bankia AM. Recientemente, Bankia ha lanzado su primer fondo índice que invierte en firmas que contribuyan al proceso de descarbonización de la economía mundial. Se trata del ‘Bankia Index Clima Mundial’, que busca replicar el comportamiento del indicador MSCI World Climate Change Net Index, con una desviación máxima anual del 5%. Como datos, “señalaremos que Bankia ha contribuido a movilizar 9.000 millones de euros durante 2019 en financiación con objetivos sostenibles, incluyendo préstamos corporativos, financiación de proyectos, emisión de bonos y financiación promotor”. Además, la entidad financiera firmó, durante el mismo periodo, operaciones de financiación sostenible por un importe superior a 900 millones de euros. Este pasado mes de agosto, a modo de ejemplo de lo que se ha hecho durante este ejercicio 2020, comunicamos que Bankia había firmado con Acciona un préstamo bilateral ‘verde’ por importe de 165 millones de dólares australianos (100 millones de euros) para el desarrollo de un plan eólico en Australia. Otra operación importante se reveló en febrero pasado, cuando la entidad concedió un préstamo de 175 millones de euros a Siemens Gamesa con el objetivo de financiar la adquisición de determinados activos renovables a la compañía alemana Senvion. “Bankia, en su fuerte compromiso con la sostenibilidad, sigue trabajando en crear una oferta sostenible para que los inversores y ahorradores dispongan de productos y servicios que generen un impacto ambiental y social positivo”, explican desde el banco. 

La estrategia europea es “sin duda, un gran avance para lograr a ser el primer continente neutro en carbono y la banca juega un papel fundamental en esta carrera de fondo”. Pero no sólo por nuestro papel financiador de actividades productivas, sino también por nuestras decisiones de inversión, movilizamos muchos fondos de personas que confían en nuestro criterio inversor. Uno de los tres objetivos del Plan de Acción en Finanzas Sostenibles que la Comisión puso en marcha plantea la reorientación de los flujos de capital hacia una economía más sostenible. En línea con este objetivo el ejercicio pasado, Bankia creó la Dirección de Negocio y Financiación Sostenible para impulsar la movilización de recursos y promover la financiación de inversiones bajo un marco de actuación comprometido con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Y, aunque, la pandemia ha supuesto un shock para toda la economía a nivel mundial, seguimos muy activos en la financiación de energías sostenibles, a modo de ejemplo, en el conjunto de 2019, el banco contribuyó a movilizar recursos financieros sostenibles por un importe cercano a los 9.000 millones de euros y este año seguimos avanzando. Además, para promover el consumo y la inversión sostenible en empresas, autónomos y hogares, Bankia cuenta con un amplio catálogo de productos como el Crédito Sostenible, el Préstamo Sostenible Negocios, el renting de vehículos híbridos o de cero emisiones y seguros especiales para las instalaciones solares fotovoltaicas o seguros agropecuarios, entre otros. Por eso, “creemos que avanzamos en la dirección correcta y que el flujo de inversión de la UE va a suponer nuevas oportunidades sin precedentes para la sostenibilidad en mayúsculas”. 

Para que el cumplimiento el Acuerdo de París se pueda lograr, necesitamos la unión de todas las potencias y, entre ellas, las más importantes sin duda son las de las naciones que más gases de efecto invernadero producen. La salida de EEUU del Acuerdo de París representó un rotundo y duro fracaso a los planes de Naciones Unidas, ya que es el segundo país en emisiones de gases de efecto invernadero por detrás de China. Entre el resto de los países no participantes ya sólo quedarían Eritrea, Irán, Irak, Libia, Sudán del Sur, Turquía y Yemen, por lo que la vuelta de Estados Unidos bajo la presidencia Biden significaría una apuesta casi global del planeta y un reconocimiento a la labor de la ONU. Pero de nada sirven buenas intenciones o manifestaciones si no van acompañadas de rigurosos planes nacionales de acción climática para cumplir con el tratado y los objetivo marcados y detener el calentamiento a 1,5 grados. Si los países no toman las medidas, y nos son ambiciosos en sus planes “voluntarios” nos encontraríamos en un serio problema no sólo medioambiental, sino nuevamente social y por ende económico. Muchos expertos ya lo han calificado de catastrófico. 

El sector financiero -explican desde Bankia- ha tenido un papel clave durante esta crisis en la canalización de la política monetaria a la economía real, lo que ha favorecido el mantenimiento de la liquidez de muchas empresas, pymes y familias. En el caso de la estrategia de transición energética que plantea el gobierno español, y que va en línea con la hoja de ruta marcada por la UE, “resulta imprescindible una transición justa para no dejar a nadie atrás, y ayudas para la reconversión de muchos sectores hacía una economía más verde, con mecanismos de inversión y medidas de estímulo fiscal”. El Gobierno español ya ha precisado que los fondos europeos se destinarán de manera prioritaria a favorecer la reconversión de la industria y la energía, la investigación, desarrollo, innovación, digitalización e infraestructuras y ecosistemas resilientes, además de una última parte a la sanidad, educación, acceso a la vivienda, comercio, turismo y pymes. “Nuestro sector debe acompañar en todo este proceso para avanzar hacia ese modelo de crecimiento sostenible. La banca está preparada para ayudar en esta transición y en la movilización de grandes volúmenes de financiación necesarios para llevarla a cabo a través de todos los instrumentos financieros disponibles. Ya durante la pasada década ha despegado la Inversión Sociablemente Responsable (ISR) entre el inversor institucional. “Es el momento de descender este tipo de inversión hacia todas las capas de la sociedad, y creo que la sociedad ya está preparada para saber hacia dónde quiere que vayan sus inversiones y sus ahorros”. Y de ser financiadores de nuevos proyectos a través de productos estructurados sostenibles, bonos verdes, azules, de impacto, sociales. “Podemos decir, que se están produciendo, como ya han calificado algunos una revolución de la sostenibilidad”. Y, con sinceridad en Bankia esperamos que sea así, que no sea una estrategia que peque de buenísmo, sino que persiga la propia supervivencia de las generaciones futuras”. Más que nunca, esta crisis nos ha demostrado cómo la sostenibilidad juega un papel fundamental en la recuperación y en el caso de esta transición será nuevamente un pilar esencial, afirman desde la entidad financiera.