Días antes fue el propio presidente de Iberia, Fernando Conte el que anunciaba que "la negociación para alcanzar la fusión anunciada por ambas compañías en verano sigue su curso". Conte, en la rueda de prensa anterior a la Junta de Accionistas, señaló que "no hay un ritmo preestablecido, ni tenemos fechas que cumplir", y añadió que en la actualidad cada compañía debe solucionar los problemas que tiene por la crisis que soporta el sector aéreo.

El presidente aludió a la debilidad financiera que hay en este momento y a los problemas que tiene la aerolínea británica con el fondo de pensiones de sus pilotos, y que deben ser solucionados, porque cada una tiene "que focalizar sus propios negocios".


Situación que dejó a la aerolínea británica en el punto de mira de S&P. La agencia de calificación rebajó su perspectiva sobre British Airways de estable a negativa por la imposibilida de la compañía de lanzar previsiones.  La agencia de calificación crediticia confirmó su rating de crédito a largo plazo y su rating de deuda no garantizada en BB.

“La revisión de perspectivas refleja nuestra visión de que las perspectivas de negociación de BA para el año fiscal 2010 se han deteriorado tras la retirada de las previsiones iniciales que lanzó el grupo. Creemos que la ralentización pondrá a la compañía bajo presión en el tráfico de pasajeros y en las continuas caídas de la demanda de los pasajeros en vuelo de negocio”, afirman estos expertos.