El gobierno ha insistido repetidamente que no está dispuesto a ofrecer ningún tipo de ayuda si no queda garantizado que los fondos van a parar a Opel y no a General Motors.

La compañía alemana informó el domingo de que tiene previsto presentar esta misma semana un plan de viabilidad.

El presidente del sindicato metalúrgico "IG-Metall", Klaus Huber, precisó que la dirección presentará el plan de saneamiento el próximo viernes en la reunión extraordinaria que celebrará el consejo de vigilancia de la empresa.

El recién nombrado ministro de Economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, señaló anoche en declaraciones a la segunda cadena de televisión pública "ZDF" que una de las condiciones para una eventual ayuda es que la empresa demuestre que estaba sana antes de la crisis y que no salve unos puestos de trabajo a costa de otros.

Concesionarios de Opel en toda Europa han ofrecido adquirir participaciones para salvar a la compañía.

La filial General Motors reconoció la semana pasada que necesita avales estatales mas cuantiosos de lo esperado para garantizar su supervivencia.

Aunque por ahora no hay cifras confirmadas oficialmente, los medios alemanes coinciden en cifrar las necesidades de garantías de liquidez en 3.300 millones de euros -hasta hace poco se hablaba de 1.800 millones de euros.

El problema es que debido a la crisis internacional, el fabricante no encuentra ningún banco dispuesto a ofrecerle el crédito necesario.

Según informaciones publicadas el fin de semana por el diario "Bild", igual que le ocurrió la semana pasada a la otra filial de General Motors, la sueca Saab, también Opel está amenazada de insolvencia y podría presentar suspensión de pagos en mayo o junio.

En Alemania Opel emplea a unos 25.000 trabajadores en sus cuatro; además tiene fábricas en España (Zaragoza), Reino Unido, Polonia y Bélgica.