Si hace unos años le preguntaran que cuál era el activo “refugio” por excelencia, aquel con el que nunca pierdes, seguramente nadie duraría en afirmar que la deuda soberana. Sin embargo, de un tiempo a esta parte el dibujo ha cambiado. Las dudas en torno a las economías mundiales, volcadas en gráficos bajo el prisma de la prima de riesgo, han puesto en jaque eso de que “no hay más seguro que una letra del Tesoro”. Y hoy el FMI lo ha confirmado.
En su último
informe de Estabilidad Financiera – GFSR, por sus siglas en inglés- el organismo reconoce que a día de hoy ningún activo puede considerarse totalmente seguro. Las recientes rebajas de calificación de entidades soberanas e incluso los estados que cuentan con la mayor nota, están sujetos a riesgo. El análisis muestra que en sólo cuatro años – en 2016 – cerca de un 16% de la deuda proyectada podría retirarse el cartel de “activo seguro”.
Esto encarecerá la seguridad y obligará “a los inversores a aceptar activos menos seguros en su pugna por obtener activos escasos, lo que creará nuevos estallidos de volatilidad”. Para evitar nuevos problemas, el FMI recomienda que los gobiernos implanten nuevas reglas que logren "una diferenciación en la categorización de los riesgos de los activos".