“Se ha acabado el tema”, ha zanjado Miranda, que apura sus últimos días al frente de Acerinox antes de su jubilación que se concrete en la junta de accionistas de mañana jueves. El presidente ha explicado que Acerinox y Aperaminiciaron conversaciones “muy preliminares para buscar una combinación de las compañías que permitiera una compañía europea más potente”.
En ese sentido, ha destacado que esta operación hubiese tenido “lógica industrial”, pero Aperam “nos dio un precio no vinculante, no era ni un precio, que consideramos que estaba muy alejada de lo que teníamos en mente que era el valor intrínseco de la compañía”. “Nosotros las conversaciones las hemos tenido de buena fe, y estas cosas surgen y se paran y no pasa nada”, ha reflexionado.
El ejecutivo ha descartado además que Aperam pueda presentar una OPA hostil, como se ha venido rumoreando en el mercado tras la ruptura. “Yo sé mucho de OPAs hostiles y en este sector no son pensables”, ha reflexionado. “Están condenadas al fracaso”, ya que el sector de acero “tiene un componente regulatorio en términos de competencia”, que este tipo de operaciones “o las enfocas desde una perspectiva positiva o es muy complicado que salgan adelante”.
En todo caso, si finalmente hay una oferta, la obligación del consejo de Acerinox será dejar que “hablen los accionistas”.
Por otro lado, Miranda ha destacado que Acerinox “continuamente está mirando” otras oportunidades en el mercado para crecer por la vía de las compras. “Alguna cosa tenemos en mente pero no la podemos contar”, ha reconocido el presidente, que en todo caso ha defendido que la empresa “analiza todas las oportunidades”.
Miranda, que dejará la presidencia en manos de Carlos Ortega, ha valorado que en los últimos ocho años en los que ha ostentado el cargo “la compañía ha afrontado uno de los escenarios más complejos”, primero con los últimos coletazos de la crisis financiera, y después la crisis del Covid-19 y el estallido de la guerra en Ucrania.