
En el mundo de las inversiones, pocas figuras generan tanto respeto y atención como Warren Buffett. El Oráculo de Omaha lleva seis décadas al frente de Berkshire Hathaway y, aunque a finales de este 2025 cederá el puesto de director ejecutivo a su mano derecha, Greg Abel, todo apunta a que seguirá teniendo la última palabra en más de una jugada maestra. No en vano, según datos de Reuters, a día de hoy Buffet conserva el 38,16% de las acciones de Berkshire, lo que le otorga un 30,6% del poder de voto. Y no piensa vender ni una sola...
Buffett fue claro en la última junta de accionistas: su decisión de mantener la participación no es sentimental, sino económica. Cree que las perspectivas de Berkshire serán mejores con Abel que con él mismo. Sin embargo, su testamento financiero ya está escrito: en su carta de 2013 prometió que toda su participación terminará en manos de organizaciones filantrópicas durante la década posterior a su fallecimiento. Hasta entonces, Buffett y Berkshire seguirán unidos, casi como un matrimonio que dura desde 1965.
El mercado no perdona
El mercado, sin embargo, no parece tan romántico. Desde que Buffett anunció su salida de la compañía, el pasado 3 de mayo, las acciones de Berkshire han caído más de un 14%, un movimiento que refleja cierto escepticismo ante el cambio en el liderazgo.

Además, los resultados recientes de la compañía tampoco han convencido a los inversores, pese a tratarse de cifras saludables. En el segundo trimestre, la empresa mostró crecimiento en las ganancias de su ferrocarril BNSF, sus servicios públicos y sus divisiones de manufactura, servicios y ventas al detalle. Sin embargo, los ingresos operativos del segundo trimestre cayeron un 4% a 11.160 millones de dólares, principalmente debido a movimientos de divisas. La empresa también se ha visto afectada por las políticas comerciales del presidente Donald Trump. El grupo de productos de consumo del conglomerado, que incluye marcas como Fruit of the Loom y Brooks Sports, registró una caída del 5,1% en los ingresos del segundo trimestre debido a menores volúmenes, aranceles y reestructuraciones empresariales.
Además, aunque Berkshire Hathaway es conocida por no repartir dividendos, la pausa en las recompras de acciones —una de las herramientas favoritas de Buffett para devolver valor— ha mermado aún más la confianza de Wall Street.
Y es que, en los últimos años, Buffett, siguiendo un ritual casi infalible, ha utilizado su excedente de efectivo para recomprar acciones de Berkshire Hathaway. En concreto, desde 2018 ha recomprado cerca de 78.000 millones de dólares en sus propias acciones, reforzando la confianza del mercado en su valoración. Pero en mayo de 2024 ese patrón se rompió y en los últimos 14 meses no ha invertido ni un dólar en recompras, señal clara de que el precio actual aún no cumple con sus exigentes estándares.
¿Se acerca el momento de recomprar?
El legendario inversor, que supervisa el programa de recompra de acciones de la compañía, recurre a esta estrategia cuando tiene abundante liquidez y, sobre todo, cree que el precio está por debajo del valor intrínseco de Berkshire. "Todas las recompras de acciones deberían depender del precio. Lo que es sensato con un descuento sobre el valor de la empresa se vuelve absurdo si se hace con una prima", escribió en su carta a los accionistas de 2023.
Lo curioso es que hoy Berkshire está más líquida que nunca: más de 340.000 millones de dólares en efectivo esperan destino. Sin embargo, y como su filosofía no ha cambiado, las adquisiciones siguen paradas. El motivo: considera que el precio aún no es suficientemente atractivo.
Pero esa situación podría estar a punto de cambiar... O al menos eso apunta Adam Levy, en Motley Fool. "El mercado puede estar ofreciendo a Buffett una oportunidad de comenzar a comprar nuevamente sus acciones favoritas", asegura. "Los títulos de Berkshire han caído considerablemente desde que Buffett anunció su dimisión como director ejecutivo. Y, tras una nueva ola de ventas provocada por el informe de resultados del segundo trimestre, el valor empieza a ser mucho más atractivo. Esto podría abrir la puerta para que Buffett empiece a recomprar acciones de Berkshire", dice Levy.
Y es que, a pesar de la caída de la cotización, los fundamentales de la empresa siguen firmes. "Buffett ha visto aumentar el valor contable por acción de Berkshire Hathaway: un 2,1% respecto al trimestre anterior y un 10,9% en términos interanuales. Sumado a la caída del precio de las acciones en los últimos tres meses, los títulos de Berkshire Hathaway cotizan actualmente a una relación precio-valor contable de aproximadamente 1,5", un nivel que históricamente ha activado la señal de compra para Buffett. Por ello, no sería extraño que, si el mercado sigue presionando a la baja, el conglomerado anuncie una nueva ola de recompras.
El desafío está en los matices. Por un lado, gran parte de la cartera de Berkshire sigue sobrevalorada, lo que implica que recomprar la propia acción es, en el fondo, comprar también esos activos a precios altos. Por otro, hay compromisos estratégicos en el horizonte: su división ferroviaria podría necesitar fuertes inversiones ante la fusión de Union Pacific y Norfolk Southern, un movimiento que alterará el equilibrio competitivo.
En cualquier caso, la esperanza de inversores y analistas se ha vuelto a despertar. Aunque Buffett ha permanecido en modo espera más de un año, la acumulación récord de efectivo y la reciente caída en el precio de las acciones podrían estar preparando el terreno para un regreso significativo que no sería casual.

