Microsoft se coloca a un 6% de sus mínimos del año registrado el pasado mes de junio. No se trata de que su nivel sea mucho más bajo que el de otras tecnológicas, mejor que Meta y Google, pero peor que Apple, por ejemplo, pero lo cierto es que desde el pasado 15 de agosto el valor ha perdido ya en el mercado un 14% de su precio.
La tensión de una nueva subida de tipos en Estados Unidos de 75 puntos básicos, más abrupta de lo inicialmente previsto sigue pesando en esta compañía, que necesita de liquidez y endeudamiento a partes iguales para seguir creciendo. Y más si cabe cuando tiene por delante la gran empresa de completar la adquisición anunciada en enero pasado de Activision Blizzard la compañía de videojuegos de franquicias como “Call of Duty” “World of Warcraft” o “Diablo”, entre otras.
El importe de 69.000 millones de dólares a pagar es un paso en la dirección futura hacia una industria de videojuegos con múltiples áreas en las que ganar terreno, con su potencia actual, también en el metaverso y más allá de las consolas, nube y PCs. Una operación que le convertirá en la tercera empresa del mundo más importante por ingresos tras Sony y Tencent. Todo ello además en efectivo pagando 95 dólares por acción en la que es, sin duda, la mayor operación de este tipo en toda la historia de la industria de videojuegos.
Pero todo ello también, a la espera de que las autoridades de la competencia lo autoricen. Y ahí acaba de surgir uno de los problemas. El regulador británico de la competencia ha señalado que esta compra podría dañar la competencia en consolas de juegos, servicios de suscripción y juegos en la nube y que, por ello, debe investigarse a fondo.
Desde la compañía consideran que la idea no es limitar el acceso, sino que la gente pueda acceder más a ellos, por lo que, en el blog de la compañía, sacaron una nota dando su opinión sobre esa compra, el pasado 1 de septiembre, indicando su compromiso para que Call of Duty, por ejemplo, esté disponible el mismo día en PlayStation, propiedad de Sony como en una Xbox, su división de consolas.
En su gráfica de cotización vemos que Microsoft pierde un 2,5% en la semana, casi un 12% en el último mes, un 5,8% en el trimestre y los recortes anuales alcanzan ya un 24,2% para el valor.
Mientras, en cuanto a recomendaciones destacamos la última que ha llegado al mercado y que emite la firma neoyokina Jefferies. Considera una compra las acciones de Microsoft con un precio objetivo de 320 dólares lo que le otorga un potencial alcista a sus acciones del 27%. El analista de la firma Brent Thill destaca que, aunque los títulos de la compañía todavía están bajo presión, lo cierto es que solo cambiará cuando las empresas hayan reducido lo suficiente las expectativas del mercado ante el difícil entorno económico.
Desde Tipranks vemos que la mayoría de los 29 analistas que siguen el valor se decantan por comprar. En concreto 27 y dos más optan por recomendar mantenerlo en cartera. En cuanto a su precio objetivo, alcanza los 324,32 dólares por acción, con avances potenciales del 27,6%.
Ya desde Guggenheim comienzan a cubrir el valor con un consejo neutral sobre Microsoft y un precio objetivo de 292 dólares por acción. A esto sumamos la venta, en la última semana de 56.999 acciones a un precio medio de 257,71 dólares por parte del CEO de la compañía Satya Nadella, por un montante en la venta de 14,69 millones de dólares. Tras la venta de la mitad de su participación en la compañía el pasado mes de noviembre, Nadella posee todavía más de 830.000 acciones de Microsoft con un valor de mercado de 212 millones de dólares.