“El mercado ha sido un horror para los inversores en los últimos días. Hemos asistido a la interrupción más desagradable hasta el momento del bonito sueño bursátil en el que nos encontrábamos inmersos desde hace meses. Sí, la renta variable ha caído durante unas cuantas jornadas seguidas (¡Oh, la humanidad!), pero mientras muchos empiezan ya a suplicar por saber cuándo habrá pasado lo peor, esta denominada crisis no es tal (al menos no aún), ya que las 'alarmas' de estrés subyacente en el sistema financiero no han saltado de momento. Por el contrario, la reciente recogida de beneficios podría simplemente ser una señal de que los inversores están buscando otras oportunidades de cambio fuera de las acciones”, explica Eric Parnell, de Gerring Capital Management.

Considera este experto que las bolsas (en referencia principalmente a Wall Street) ni siquiera han “testado” aún sus principales niveles de soporte durante el reciente pullback. “Sí, esto por su puesto es uno de los problemas a los que hay que hacer frente cuando el mercado sube tanto durante tanto tiempo, ya que hace que las correcciones parezcan más dolorosas de lo que son en realidad cuando finalmente llegan”, advierte. Sin embargo, continúa, afortunadamente para los inversores el S&P 500 se encuentra cerca de su media móvil de 100 días, una zona de soporte “fiable”, que ha actuado como “freno” durante los descensos de junio, agosto y septiembre de 2013. Por ello, afirma tajante: “Más pronto que tarde veremos un rebote independientemente de si hay o no motivos fundamentales”.

Ahora bien, se pregunta: ¿qué pasa con los mercados emergentes?, catalizadores principales de estas pérdidas y “culpables”, en gran medida, de que la volatilidad, de la que muchos se habían olvidado, vuelva a ocupar un lugar destacado en la ánimo de los inversores. Opina Parnell que, “a primera vista, parece que la situación en las economías en desarrollo es, en cierta medida, similar al episodio que vivimos el pasado verano, cuando el 18 de junio la renta variable cayó 'en picado' al calor del anuncio del tapering por parte del presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke”. Entonces, entre el 18 y el 24 de junio (una semana o cinco días de negociación), Wall Street perdió un 4,02%; y ahora, entre el 22 y el 29 de enero, se ha dejado un 3,83%; por su parte las acciones emergentes cayeron un 7,37% frente al 6,16% actual.

Así, parece que si nos centramos exclusivamente en la renta variable, la historia se repite. “Pero, a diferencia de la última vez, cuando la Fed 'salió corriendo' para calmar al mercado, en esta ocasión se ha mantenido firme y ha recortado en otros 10.000 millones de dólares su programa de compra de activos. Esta ha sido una decisión sabia y encomiable que podría basarse en parte en que las señales de estrés fuera de la bolsa son prácticamente nulas en comparación con las que se vivieron en junio. “En resumen, cuando las acciones corrigieron con fuerza a la baja el verano pasado, el resto de activos también lo hicieron (incluso algunos que no estaban correlacionados), lo que sugirió un importante estrés de liquidez (…) pero éste no es el caso actual, las pérdidas son modestas (…) incluso la deuda de los emergentes, que se encuentra en el corazón del problema”.

Con todo, concluye: “Todo indica que los mercados continúan funcionando con normalidad. El reciente selloff puede indicarnos que los inversores están recogiendo algo de dinero de encima de la mesa o que están reasignando los activos en sus carteras”. Ahora bien, matiza, tampoco podemos descartar que “con el tiempo pueda desarrollarse una corrección 'en toda regla' y un nuevo mercado bajista”. Después de todo, no conviene olvidar que la racha alcista dura ya dos años sin apenas retrocesos de calado. Pero, en cualquier caso, aún no estamos ni si quiera cerca de esa situación, “tendríamos que ver una pérdida sostenida de la media móvil de 100 y 200 sesiones antes de que la tendencia actual esté en riesgo. Mientras tanto, las recientes caídas no son más que una corrección dentro de una tendencia alcista de largo plazo”.

Así las cosas, la tensión se ha aliviado un poco en las bolsas y vemos cómo a media sesión Europa cotiza con pérdidas del 0,35% de media. En concreto, el Ibex 35 se deja un 0,29% (ha llegado a moverse en terreno positivo), hasta los 9.870,30 puntos.

Sara Carbonell