Las comparaciones son odiosas, sin duda, pero parece inevitable que la primera y la segunda criptomoneda del mercado en el universo blockchain se comparen continuamente. Los expertos señalan que ya en 2021, y a pesar de que sigue siendo la número dos de ranking por capitalización en el mercado cripto, en medio de la volatilidad creciente, el comportamiento de Ethereum ha sido mejor que el de Bitcoin.
La opinión común es la distancia abismal que sigue existiendo, en especial conforme se afianza Ethereum, porque la adopción de la tecnología blockchain en las empresas de tecnología financiera va ganando terreno y en especial los NFT, la popularidad de los tokens no fungibles, que se extiende al deporte, a los medios y a los juegos, como a la cultura en general, con el caso del arte.
Ese es su valor añadido que va ganando terreno exponencial a Bitcoin. Se trata de un mundo nuevo, como todos reconocen que puede además dar un auténtico salto cualitativo, y cuantitativo también en este 2022 y reflejarse en Ether, penalizado desde sus máximos en más de un 21%, a pesar de su desarrollo y revalorización del 418% el pasado ejercicio, con una capitalización inferior al medio billón, de 454.450 millones, el activo número 18 del mundo.
Su caída, que persiste en la última semana por encima del 3% y corregida por los avances de igual cuantía de ayer y en el último mes, con recortes que rozan el 5%, refrendan su consolidación en los últimos tiempos a la espera de acontecimientos. En concreto a la espera de The Merge, la fusión en ese esperado paso en este 2022 en su ruta 2.0 de la prueba de trabajo a la prueba de participación, en una combinación entre la red principal de Ethereum con la de Beacon Chain, lo que le aportará más escalabilidad, si todo va según lo previsto en esta primera parte de 2022.
Habrá que esperar su efecto en la cotización del valor, mientras las críticas se dirigen ya hacia dos de sus talones de Aquiles actuales: el coste de las transacciones frente a las “asesinas”, cada vez con menores costes y también su negada sostenibilidad. Un estudio reciente de Digiconomist lo pone en valor, con Bitcoin a la cabeza, pero con un consumo anual en 2022 de 100TWh de energía en sus transacciones, que supone, solo en el caso de Ethereum, un tercio del consumo anual de todo el Reino Unido y el 0,4% del consumo mundial.
Respecto a su precio, tras las actualizaciones previstas se espera un precio que podría alcanzar los 6.000 dólares para fin de 2022, aunque hay estimaciones mucho más sobresalientes. En el caso de las recogidas por Coin Price Forecast, tras la primera parte del ejercicio, el avance se colocaría hasta los 5.774 dólares por Ether y ya, al terminar 2022 en los 8.372 dólares por activo, lo que supondría una revalorización anual del 118%.
Los indicadores técnicos premium de Estrategias de Inversión nos muestran, en modo consolidación y con un claro recorte de un punto, por lo que su puntuación total queda situada en los 5,5 puntos de los 10 posibles para Ethereum.
Con tendencia alcista a largo plazo, pero bajista a medio Con momento total, lento positivo pero rápido negativo. Su volumen de negocio se mueve mixto, decreciente a medio plazo y creciente a largo. Y, por último, la volatilidad del activo, medido en su rango de amplitud se muestra decreciente a largo plazo y creciente a medio.
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