Claves declaración de renta 2020: ¿Cómo tributa la compraventa de oro?

Al igual que las tiendas de segunda mano han experimentado un auge desde que se iniciara la pandemia, los establecimientos dedicados a la compra de joyas y empeño no se han quedado atrás y han visto como el flujo de clientes se incrementaba con la crisis sanitaria. Y no es para menos ya que una onza de oro ya vale más de 1.700 dólares.

La inversión en oro físico debe hacerse a través del llamado “Oro de inversión”: el que alcanza el nivel mínimo de pureza exigido por la normativa de un país, ya sea en milésimas, quilates o porcentaje. Basta con repasar el precio del oro. La onza de este metal precioso tiene un valor de 1.720 dólares tras sufrir una espectacular revalorización durante la crisis derivada del covid-19, donde la materia prima llegó a superar la cota psicológica de los 2.000 dólares en la segunda semana de agosto del pasado año. Este repunte resalta aún más al compararlo con las cifras de la anterior crisis, la del 2008, cuando la onza del metal dorado costaba 800 dólares, aproximadamente. 

En la Unión Europea, para que el oro sea considerado como oro de inversión tiene diferentes requisitos, según se trate de lingotes o monedas. Los lingotes deben tener una pureza igual o superior a los 995 milésimas mientras que las monedas deben tener una pureza superior a las 900 milésimas, tienen que haber sido  acuñadas después de 1800, tiene que haber sido de curso legal y deben ser comercializadas por un 80% del valor de mercado del oro contenido en ellas.

El oro de inversión está sometido a un régimen fiscal especial en toda la Unión Europea que le exime del pago del IVA en todas las operaciones de compraventa que realicen. En el caso de que los lingotes o monedas no cumplan las características especificadas en el Anexo de la Ley, el tipo del IVA aplicable sobre este oro ‘no de inversión’ será del 21%, que es también el que se aplica a las transacciones con lingotes y monedas de plata, metal que no disfruta de la misma exención fiscal que el oro de inversión.

Sin embargo, en lo que se refiere al Impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF), cualquier venta de oro debe ser incluida en la Declaración de la renta y tributará en función de las plusvalías o minusvalías generadas por la operación como ganancias o pérdidas patrimoniales según la base imponible del ahorro, es decir, tributa igual que un fondo, acción o ETF.

  • Hasta 6.000 euros, se aplicará un tipo del 19%
  • De 6.000 a 50.000 euros, se aplicará el 21%
  • De 50.000 euros en adelante se aplicará un gravamen del 23%

En el caso de que alguien mantenga su posesión de oro de inversión y no realice ninguna operación con él, no será necesario que lo declare ya que no está sujeto a tributación.

Sin embargo, la transmisión de metales precios por un particular a un empresario o profesional del sector está sujeta al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados en su modalidad de “transmisiones patrimoniales onerosas” y no al impuesto sobre valor añadido (IVA)  Así, lo establece el Tribunal Supremo, en una sentencia de 11 de diciembre de 2019, que modifica la doctrina jurisprudencial de la Sala de los Contencioso Administrativa, establecida por sentencia de 18 de enero de 1996. 

En este sentido, el fallo viene a puntualizar la jurisprudencia fijada por el propio Supremo en 1996 que había dado pie a la controversia entre comunidades autónomas, que recaudan el tributo, y el sector, que refutaban esta tributación. Las reclamaciones realizadas por Andalucía y Canarias quedaron archivadas hasta 2019 debido a la negativa del tribunal a aplicar este gravamen cuando intervenía un comerciante en la transacción.