Estudiada la clasificación por países a partir de su PIB y de su población, es útil relativizar ambas variables para determinar una medida de riqueza relativa. El FMI calcula y publica series históricas de PIB relativizadas por la población, es decir, lo que se conoce como PIB per cápita. El cálculo no aporta información sobre la importancia relativa de un país, pero sí supone un elemento de análisis adicional a la hora de considerar su potencial. Así, países como China o India se encuentran entre los países con un menor PIB per cápita, situación similar a la que presentan los otros dos BRICs: Brasil y Rusia. Sólo México y, especialmente Corea gozan de unos niveles de esta variable por encima de la media mundial si bien también se mantienen a gran distancia de los que presentan las economías más ricas y avanzadas.

Ahora bien, es posible encontrar aspectos positivos: en los últimos años las mayores tasas de crecimiento del PIB per cápita se han producido en los países emergentes y éstas son, salvo alguna excepción, muy elevadas. Por lo tanto, aunque la distancia entre los países emergentes y los desarrollados en términos de riqueza por habitante sean muy destacadas, el crecimiento del PIB de los últimos años consigue reducir parte de las diferencias, uno de los factores que, a su vez, pueden sentar las bases para la expansión económica en el futuro. A medida que el PIB per cápita de los países emergentes se vaya incrementando, lo hará la capacidad de consumo y, por lo tanto, la demanda interna podría complementar (o, incluso, tomar el relevo) a la externa como motor del crecimiento del PIB.