Agrada en el mercado que el discurso de la Reserva Federal haya sido menos agresivo de lo previsto, en un claro intento de hacer frente a los continuos repuntes de la inflación subyacente. En agosto puede haber una nueva subida de tipos, pero en ningún caso superará el 5,50%. Y la conclusión de todo esto es que la Reserva está reconociendo una desaceleración gradual que no da lugar a nuevas alzas sostenidas en un entorno en que las presiones inflacionistas son cada vez menores.