Además, esta misma semana el gobierno ruso de Vladimir Putin ha decidido apuntarse a la estrategia del cártel y congelará la producción con la intención de elevar los precios del petróleo. En estos momento el brent cotiza por encima de 51 dólares el barril, en máximos de un año.
Rusia es el mayor exportador mundial de energía, principalmente de gas. Además, produce unos 11 millones de barriles diarios que es el nivel más alto desde la caída de la unión soviética. Este nivel es casi equivalente al de Arabia Saudí, con lo que su postura tiene mucha importancia.
En su nota semanal a los inversores, el director de estrategia de BlackRock, Richard Turnhill explica que “prevemos un futuro más positivo para los precios del barril, lo que va a favorecer a los activos de riesgo y, por el contrario, perjudicará a muchos de los conocidos como ‘activos refugio’”.
En la nota Turnhill ha preparado un gráfico en el que, además, se muestra que los inventarios de petróleo en Estados Unidos han caído durante cinco semanas consecutivas. Además, la Agencia Internacional de la Energía estima que los inventarios de países de la OCDE podrían tocar sus mínimos de dos años a finales de 2017, lo que podría ayudar a mantener los precios.
A pesar de que en la firma tienen reservas sobre hasta qué punto Arabia Saudí podría estar dispuesta a llegar para mantener los precios sin perder cuota de mercado, lo cierto es que el experto afirma que ven menos riesgo para un desplome de los precios y estiman que el precio de equilibrio del barril de largo plazo podría estar alrededor de los 60 dólares. “Un incremento por encima de ese nivel es improbable, ya que los productores más pequeños tienen incentivos para producir ahora”.
Con todo, apuntan que “los riesgos se mantienen, incluyendo la incapacidad de la OPEP para seguir adelante con el plan, la mejora de la producción de los países que no pertenecen al cártel, o una nueva caída de la demanda”.
En su opinión, un aumento de los precios del petróleo reforzarán tendencias ligadas a la inflación: aumento de la rentabilidad a largo plazo de los bonos y un cambio de percepción de los activos refugio. Los inversores podrían optar por activos cíclicos como los emergentes. Dentro de las acciones ligadas al petróleo, prefieren productores de bajo coste. Y en cuanto a los bonos, prefieren títulos ligados a la inflación en lugar de treasuries.
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