De todos ellos, el 78% es de aportación definida, el 9% de prestación definida -el riesgo lo asume la empresa- y el 13% restante es mixto.Según Mercer, el envejecimiento de la población, la volatilidad de los mercados y el aumento de requisitos contables empujan paulatinamente a las empresas a adoptar planes de aportación definida, que, aunque todavía no están muy extendidos, se prevé un crecimiento inminente.Esto, debido a que "las compañías están realizando verdaderos esfuerzos para evaluar el impacto de los diseños de previsión social en los patrones de ahorro y pensiones de sus empleados", señala.Este cambio de tendencia provocará, según Mercer, una mayor intervención por parte del Estado, lo que ocasionará a su vez un incremento de los costes.Para la consultora, los planes mixtos pueden equilibrar el riesgo que los empleados afrontan con un plan de aportación definida puro.