A finales de verano del año pasado aparecieron los primeros fantasmas de la estanflación, pero entonces los expertos rápidamente mostraron que el crecimiento seguía siendo fuerte y que la inflación tenía un carácter transitorio. Sin embargo, ahora con la guerra en suelo ucraniano el miedo a una posible estanflación ha vuelto y con mucha fuerza. Una situación que como bien nos muestra Javier Castro no será sencilla de solucionar.  

La coyuntura económica es terrible. La inflación en España en este pasado mes de febrero se situó en el 7,6%, dato récord desde 1986 y a pesar del permanente aumento de los niveles de precios en toda Europa, la incertidumbre por la guerra está llevando al Banco Central a retrasar la decisión de subida de tipos. En definitiva, al igual que en 1970 tenemos un productor, en este caso Rusia, de gas y de petróleo que podría acabar limitando la oferta de estas materias primas.