12 de marzo de 2020. La pandemia se hizo una realidad con las primeras restricciones, y el Ibex marcó un histórico récord negativo con una caída del 14%. Desplome generalizado. El activo más valioso era la tesorería. Cash is King. Y tanto empresas como inversores primaron la liquidez.

Con la famosa curva de contagios aplanada, poco a poco el mercado fue perdiendo el miedo y la liquidez tímidamente regresó a los sectores menos afectados. El sector renovable comenzó a acaparar portadas con el plan de recuperación europeo y un capex solar fotovoltaico tocando mínimos. Se apostaba todo a una salida verde de la crisis, que devolviera la competitividad energética a Europa y combatiera el cambio climático.

Muchos inversores rezagados, especialmente al otro lado del Atlántico, descubrieron el milagro de la tecnología solar. La competitividad, sumada al evidente efecto positivo en emisiones, hacía fácil entender un crecimiento de décadas para cambiar el mix energético mundial. El petróleo, que nos ha permitido progresar durante el siglo XX, tenía un contrincante verde y mucho más competitivo: el sol. Y por primera vez en España, con una radiación solar que duplica a sus vecinos del norte de Europa, comenzábamos una revolución energética, que, sin lugar a dudas, también será industrial.

Los analistas financieros de los principales bancos apostaron por las renovables. En el caso de Grenergy Renovables, nos iniciaron cobertura nueve bancos y las recomendaciones de compras fueron unánimes, con precios objetivos que en algunos casos duplicaban la cotización de mercado. La subida fue vertical y tocamos techo a principios de año.

Afortunadamente esta crisis no es la de 2008, y el milagro de disponer de una vacuna efectiva en apenas pocos meses, junto a una serie de medidas económicas bien dirigidas, hizo indicar que la normalidad solo era cuestión de tiempo. Sectores muy penalizados retomaron, por tanto, el optimismo y las carteras de los fondos comenzaron a incorporar nuevas acciones. La rotación de carteras a otros sectores, sumados a salidas a bolsa que preveían inundar de papel la bolsa, pero que finalmente no se consumaron, castigaron al sector renovable.

En Grenergy supimos leer las señales para adelantamos. Conseguimos levantar capital con una operación acelerada en marzo que nos aseguraba las necesidades para los próximos dos años. Las caídas en el sector llegaron, pero, en parte, los deberes estaban hechos.

Ahora las señales positivas han vuelto a aterrizar. El fondo EQT lanza una OPA sobre Solarpack con una prima del 45%. El mercado privado se vuelve a adelantar a la bolsa. Las renovables atraen de nuevo a los inversores tras la corrección del sector y, Grenergy, con un modelo de negocio muy similar, destaca con subidas.

En este sentido, analistas financieros subrayan que esta operación es una buena noticia para las compañías españolas de esta industria, ya que demuestra el interés de los inversores por estos activos, especialmente en el actual contexto de bajos tipos de interés y tras la corrección experimentada desde principios de año. Además, han valorado la prima sobre la cotización actual, lo que los lleva a seguir siendo positivos.

Pero esta no es la única señal

Los líderes del G7 se comprometen a luchar contra el cambio climático. Baterías de medidas y ayudas de los fondos europeos para acelerar la revolución energética empiezan a sucederse. Las renovables son, en gran parte, la vacuna contra el cambio climático y los vientos vuelven a ser favorables en el sector

Y es que las valoraciones sobre Grenergy son del todo positivas, y casas como Barclays ya han destacado a Grenergy como su “promotor de energías renovables preferido en el sur de Europa”.  Pero, más allá de las recomendaciones o precios objetivos que se asignen, hay que entender las razones que llevan al conjunto de las nueve casas de análisis a confiar en este proyecto de crecimiento. Y desde la compañía, si algo valoramos es la confianza que depositan en este grupo humano que conforma Grenergy.