-Otro mes más y los principales índices bursátiles siguen en entorno de máximos. Sigue también la complacencia y la inflación no asusta lo suficiente o por lo menos, no lo ha hecho hasta ahora.

-Llevamos tres meses hablando de la excesiva complacencia de los mercados de renta variable y lo cierto es que, hasta ahora, hemos seguido igual.

Los inversores mayoritariamente han mantenido su idea de que la subida de la inflación sería coyuntural y que la FED iba a mantener su línea de “paciencia”. Sin embargo, en la reunión de ayer de este organismo, aunque se mantuvo un cierto “mensaje de paciencia”, Powell se vio forzado a comunicar un adelanto en los plazos para comenzar a subir tipos de interés e incluso insinuar con un más menos próximo comienzo en las retiradas de las inyecciones de liquidez.

La primera subida de tipos se adelanta de 2024 a 2023 e incluso algunos miembros del Comité apuntaban que podría adelantarse todavía más, a 2022.  Ya sabemos que, al final, el mercado es soberano y si “decide” mantener la fortaleza la seguirá manteniendo, a favor de lógica o en contra de ella, pero también es verdad que, probabilísticamente, estamos en una fase en la que la más mínima duda, podría generar una corrección importante.

Y en este sentido, cualquier comentario de la FED que se considere un aviso a que pueda terminar la fase expansiva, puede generar decepción y actuar como detonante de una corrección.

-Pero, ¿el mercado todavía puede tener factores positivos a los que agarrarse?

-Claro. Por ejemplo, es muy posible que la OPEP termine con las restricciones de producción frente al fuerte incremento de la demanda. Esto evitaría nuevas tensiones inflacionistas.

Otro factor que puede resultar positivo es el resultado de la cumbre que Biden y su equipo han mantenido esta semana con responsables de la Unión Europea. Se han rebajado las tensiones comerciales que se venían arrastrando desde 2018 y que se materializaron en la aplicación de aranceles y en amenazas sobre la llegada de otros nuevos.

Que desaparezca la tensión comercial entre ambos bloques será una muy buena noticia. Y no tenemos que olvidar que tenemos ya, a la vuelta de la esquina, el comienzo de la campaña de publicación de resultados empresariales.

Las expectativas son buenas. El índice de “profit warnings” se mantiene en niveles muy bajos, (incluso más bajo que el que se registró de cara al primer trimestre de 2021), llegando a marcar mínimos históricos. Históricamente un índice de “profit warnings” bajo suele adelantar una campaña de resultados con elevadas sorpresas positivas y esto suele gustar a los mercados.

-¿Alguna idea de inversión para los próximos meses?

-Repasando en las últimas semanas los niveles en los que se encuentran los principales índices mundiales, (muchos de ellos en zona de máximos históricos o muy cerca de ellos), me he fijado en algo que me ha llamado la atención: el Nikkei sigue alejado de sus máximos históricos pero, como podemos ver en el gráfico, su evolución en los últimos diez años, mejora a otros índices como el Dax o el EuroStoxx (Dax es la línea naranja y EuroStoxx la azul).

Llevamos mucho tiempo escuchando hablar de las tres décadas perdidas de Japón y mirando su bolsa en un segundo o tercer plano, pero ¿y si las cosas estuvieran cambiando allí? Así que me he puesto a buscar información y he leído varios artículos en los que se explica que, efectivamente, el modelo empresarial japonés puede estar evolucionando.

Antes de la crisis inmobiliaria que tumbó su bolsa y buena parte de su economía a finales de los años 80 del siglo pasado, el objetivo de las empresas niponas pasaba por crecer a toda costa: lo importante era el tamaño.  Sin embargo, en los últimos años puede verse que el modelo ha cambiado y ahora, en lo que se fijan, es en la rentabilidad.

Antes era normal que las grandes corporaciones japonesas estuvieran presentes en todo tipo de sectores tanto industriales como financieros, que salieran a los mercados internacionales a comprar empresas, sin reparar en sus valoraciones, mirando sólo su volumen. En los últimos años, se centran en su sector “core”, buscan la obtención de resultados recurrentes y no renuncian a las compras para crecer, pero lo hacen mirando sus valoraciones.

Además, muchos grupos empresariales están aprovechando muy positivamente la campaña de incentivos fiscales para transformarse. Estas medidas se iniciaron ya hace algunos años y tengo la impresión de que se ha hablado muy poco de sus efectos positivos, a diferencia de lo que ha ocurrido en otros países como Estados Unidos, sin ir más lejos.

-Si realmente cree que Japón puede suponer una oportunidad de inversión, ¿cómo puede beneficiarse un inversor particular?

-Yo, desde luego, no me atrevo a realizar recomendaciones directas en acciones japonesas, porque se trata de un mercado que no conozco lo suficiente y del que no tengo capacidad de análisis, pero si un inversor quiere optar por probar este mercado tiene alternativas para exponerse al índice.  

Por ejemplo, en nuestra plataforma de acciones en ClickTrade los clientes pueden optar por la inversión a través de ETFs… y aquí puedo citar, por ejemplo, dos de ellos: iShares Core MSCI Japan IMI UCITS y Lyxor Japan TOPIX ETF.  

Los que prefieran utilizar derivados, tanto en la plataforma de ClickTrade, como en la iBroker, tienen la posibilidad de operar un futuro sobre el Nikkei, cotizado en dólares en el Chicago Market Exchange, o también dos CFDs sobre el índice nipón de diferentes tamaños.