“La crisis es mundial y merece una respuesta mundial”. Con esta premisa se reúnen en Washington los principales mandatarios mundiales en una cumbre que aspira a iniciar la mayor reforma del sistema financiero en más de medio siglo. “El G20 tratará de establecer directrices de futuro para ver dónde vamos a situar el sistema financiero y las reglas de juego”, explica Diego Escribano, director de asesoramiento financiero de Fortis Banca Privada. Sobre la mesa, la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional, con más instrumentos de regulación de los mercados y la “modernización” del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Y aunque la intención está clara, la cuestión es cómo hacerlo. Miguel Ángel Bernal, director de inversiones de Alfagesfin explica, “lo primero que se tendría que hacer es una reglamentación para saber cuáles van a ser los canales de información en cuanto a posiciones de riesgo y en cuanto a controles de riesgo. Y sobre todo –añade este experto- estamos necesitados de una reforma exhaustiva del FMI”, y es que, según comenta Bernal “ni el FMI, ni el G20 ni el G8 han funcionado durante esta crisis. Es más –dice el director de inversiones de Alfagesfin- el FMI está obsoleto”.
FMI, en el centro de la polémica
Críticas a los organismos internacionales que empiezan a ser constantes y que provienen de diferentes focos. La posible reforma no sólo del FMI sino también del Banco Mundial, acusados desde hace años por muchos países de no prever crisis de menor tamaño que la actual y de demorarse en responder a las mismas, es una de las medidas reclamadas principalmente por las economías emergentes y apoyada por algunos países desarrollados. La ministra francesa de Finanzas llegó a decir que “el FMI ha estado adormecido en los últimos años”. Incluso Desmond Lachman, ex alto funcionario del Fondo Monetario Internacional ha afirmado que “el FMI no se percató de la crisis, no alertó del peligro”. Es precisamente este punto el que más critica el director de Inversiones de Alfagesfin, la falta de previsión de este organismo. “El problema tanto del FMI como del BM es siempre el mismo: cuando actúan es demasiado tarde”, comenta el experto que cree que ambos organismos “más que hacer una labor preventiva hacen una labor de enterramiento”. Y es que, para este experto, “lo único que hacen es certificar que algo ha ocurrido cuando su función debería ser otra, una labor de vigilancia”.  
Sin embargo, la reforma del FMI es uno de los puntos que ha creado cierta división, pues mientras que países como Francia plantean ampliar sus competencias –crear una especie de “súper FMI”- otros consideran que bastaría con que recuperara las funciones originales para las que fue creado y que con el paso del tiempo han quedado diluidas.
Posible fracaso de la cumbre
Diferencias de planteamiento que no sólo se circunscriben al tamaño del FMI o a su posible reforma sino que van más allá y que dejan entrever un halo de pesimismo que lleva a pensar a muchos que esta cumbre podría fracasar aunque tal y como alerta Miguel Ángel Bernal “el mundo no puede permitirse que esto ocurra”. Pero 20 países son muchos y aunque la unidad hace la fuerza “y el mercado recibe positivamente las acciones coordinadas, será difícil tomar medidas que gusten a todos”. Según comenta Eduardo Vicho, codirector de EJD Valores, “cada país tiene un problema diferente y a pesar de que hay factores comunes no hay problemas de igual magnitud, por lo que me temo que a pesar de que todo son buenas intenciones, cada uno barre para su casa y poco se sacará en claro de esta cumbre”.
Una cumbre, asegura la directora general de Dracon Partners, Sara Pérez Frutos “a la que se ha dado demasiada importancia y no queremos decepciones cuando el lunes no haya soluciones”. Según explica esta experta financiera, “algunos han llegado a comparar la cumbre de este fin de semana con la de Bretton Woods y ni siquiera estamos en la misma situación. Hemos tenido un problema tremendo que se ha trasladado del sistema financiero a la economía real y ahora no podemos filosofar. Hay que buscar medidas y eso difícilmente –asegura Pérez Frutos- lo van a conseguir los presidentes del G20 que ni siquiera son expertos”. En conclusión, asegura la analista, la reunión de este fin de semana “es mucho ruido y pocas nueces y no esperamos demasiado de ella”.
Sin embargo, comenta Paula Mercado, directora del departamento de análisis de VDOS “no queda más remedio que tener esperanzas y no queda más remedio que encontrar una solución”. Una línea argumentativa que mantiene también la responsable de Estrategia de Inversis Banco, Marian Fernández ya que dice, “los gobiernos están dando la sensación de que pujan todos en la misma dirección y que son conscientes de los riesgos de la situación actual. No barajamos un escenario en el que la cumbre vaya a salir mal. Creemos –añade esta experta- que los pasos están dados y el mensaje va en línea de forzar que la cumbre salga bien”. Y es que, el escenario que se dibuja si la cumbre fracasa es “apocalíptico”, asegura Miguel Ángel Bernal. “No tengo capacidad para predecirlo –comenta este experto- habría desde una ruptura del euro hasta una profundización de la crisis, con tasas de desempleo bestiales (…). Una visión apocalíptica”. Una visión, no obstante, “que no creo que llegue al ciudadano de a pie” explica este experto, “si la cumbre fracasa dudo que llegue a los titulares de los periódicos, dudo que cale en la sensibilidad de la gente”.
El propio presidente francés y propulsor de esta cumbre, Nicolas Sarkozy ya alertó del riesgo de una revuelta mundial si esta reunión financiera fracasa. “Esta reunión no debe de ser una cita para nada. Y yo no iré –señaló el mandatario galo- para asistir a una cita fallida”. Cita a la que a última hora han sido invitados tanto el presidente de Holanda como el jefe del Ejecutivo español, José Luis Rodríguez Zapatero que no asistirá a Washington como convidado de piedra sino que tendrá voz y voto en la capital estadounidense.
Aportación española a la cumbre
Finalmente Zapatero estará en Washington y lo hará como presidente de la octava economía del mundo y como mandatario de uno de los países cuyo sistema financiero ha recibido mayores elogios a raíz de esta crisis. Pero, ¿qué puede aportar nuestro país a esta cumbre?. Julián Coca, gestor de renta variable de Inversis Banco lo tiene claro: “España sí que puede aportar cosas. Tras la fuerte crisis de los 90 en el sector financiero español, el Banco de España de manera unilateral, ya que la UE había eliminado ciertas limitaciones, fue más estricto a la hora de vigilar. Se podría decir –añade este experto- que tiene un inspector en cada sucursal bancaria”. En conclusión, asegura Coca “España podría aportar cierto control o cierto tipo de trabajo que se ha realizado en el sistema financiero español”.
El papel del Banco de España y su buen hacer serían a juicio también del experto de Alfagesfin, Miguel Ángel Bernal la aportación más clara de nuestro país a la cumbre. “España –asegura el experto- puede aportar reglamentación, control y el sentido común que casi siempre han tenido los gobernadores del Banco de España, como Mariano Rubio o Luis Ángel Rojo”. Según comenta Bernal “el Banco de España deja trabajar a nuestras entidades pero está siempre muy vigilante con la situación que se puede desencadenar en un futuro. Siempre hace una labor fundamental y por eso nuestro sistema financiero a pesar de los problemas que tiene, los tiene menores que otros”. En conclusión, “no se trata de una mayor regulación, pero sí de una mayor vigilancia”, asegura este experto. Y en este sentido irá la propuesta española en la cumbre. El Gobierno español considera que para responder a la crisis financiera internacional es necesaria no una “mayor regulación” pero sí una “mejor regulación” que no provoque ineficiencias en los mercados financieros pero que obligue a ponderar adecuadamente riesgos y beneficios.
 
Papel de los emergentes
 
Más allá de si la cumbre de este fin de semana servirá o no para refundar el capitalismo o si servirá o no para diseñar una nueva arquitectura financiera, lo cierto es que la reunión de Washington supondrá el reflejo del nuevo peso de los mercados emergentes en el mundo y el reconocimiento de que países más avanzados fueron incapaces, por sí solos, de solucionar el problema.
 
Las peticiones que llevan los países emergentes a Washington son ambiciosas y es que quieren llevar a cabo una nueva formulación total del sistema financiero internacional creado en Bretton Woods. A diferencia de aquella época -1944- los países emergentes consideran que el peso del crecimiento económico no recae sobre las naciones desarrolladas, sino sobre ellas, que generan el 75% de ese crecimiento. Razón por la que reclaman una mayor participación tanto en el FMI como en el BM. “A las economías emergentes hay que darles un papel preponderante”, asegura Bernal que explica “a raíz de esta crisis, los países desarrollados hemos recurrido a las economías emergentes y a su dinero. Además –añade el experto- hoy en día no existen áreas estanco. El mundo, las relaciones económicas y empresariales tienen tanta libertad que es necesario que estos países estén. Es absolutamente necesaria su participación”.