De nuevo con el cronómetro en marcha. El Congreso estadounidense se ha convertido en los últimos días en uno de los principales focos de atención de Wall Street. En la agenda de los congresistas y los senadores, dos retos importantes: la aprobación del presupuesto federal y el incremento del techo de deuda.
En los últimos años se ha convertido ya en un clásico de la agenda política estadounidense. Republicanos y demócratas agotan hasta el último minuto la toma de decisiones. Entre tanto los unos y los otros se lanzan órdagos.
En este caso, los republicanos van a jugar su baza para intentar que el presidente Obama retire su reforma sanitaria a la que, por el momento, han dejado sin financiación. Y mientras el presidente del gobierno asegura que la “Obamacare” no es negociable, el republicano y presidente de la cámara de los representantes, John Boemer, aseguraba que ese no era el juego.
Eso si, Boemer afirma que aún quedan opciones abiertas para evitar un “shutdown” (inactividad) del gobierno, si no se aprueba el presupuesto para 2014 antes del martes.
Más grave sería, según todos los analistas, que los políticos no se pusieran de acuerdo en elevar el techo de deuda. Para esto queda aún más tiempo, concretamente hasta el 17 de octubre. Si siguen sin ponerse de acuerdo tras esta fecha, el ejecutivo quizá tuviera que declarar un default.
Los analistas de Barclays afirman que “la experiencia de los últimos años nos demuestra que para que un evento de este tipo afecte a los mercados no hace falta que ocurra, sino que caminar sobre el abismo es suficiente”.
Presupuesto
Los expertos de Morgan Stanley afirman que hay un 25% de probabilidades de que el gobierno no llegue a un acuerdo sobre los presupuestos (esperado para el próximo1 de Octubre) y deje de estar operativo.
En este sentido, los analistas de Barclays calculan que por cada semana de inactividad del gobierno la inversión y el consumo federal caerían un 1,6% en tasa trimestral y el PIB trimestral se reduciría en un 0,1%.
En Morgan Stanley creen que el impacto sería mayor y proyectan una caída en el PIB de un 0,15% por cada semana que continúe sin estar operativo. Además, recuerdan que “históricamente, el país se ha enfrentado a esta situación en 17 ocasiones, con un retraso de hasta 3 semanas en el año 95/96.” Y apuntan que en el peor de los escenarios, EE.UU. podría encontrarse en una estado de quiebra técnica durante el mes de Noviembre.
Así que un shutdown corto no tendría por qué afectar mucho a la economía. De hecho, en Barclays afirman que cuando esto ocurrió en los años 95/96 la reacción de las bolsas fue muy suave.
Techo de deuda
El Tesoro afirmaba esta semana que hay tiempo para llegar a un acuerdo hasta el 17 de octubre. Según Barclays, si no se alcanza habrá recortes de gasto público de alrededor de un 4,2%, una cantidad muy parecida a la del sequester de este año – unos 650.000 millones de dólares, en opinión de esta firma-..
Incluso tras estos recortes, -siempre en opinión de Barclays-, no se eliminaría el riesgo de un default. En este caso, “se empujaría a la economía estadounidense en una recesión y causaría significantes impactos en los mercados”.
Casos cercanos
La última vez que Estados Unidos estuvo en una situación parecida a la actual fue en julio del año pasado. Unos días después S&P recortó el rating de la deuda del país hasta AA+ desde AAA. Tal y como se puede ver en el siguiente gráfico de Barclays, el impacto en los mercados de ese estrés fue significativo.
También generó desasosiego en los inversores y afecto –aunque menos- a los mercados, el temor al fiscal Cliff. Según los analistas de Barclays, durante estos días, la reacción fue mayor incluso fuera de Estados Unidos. También se produjo un rally en la rentabilidad de los bonos soberanos de los países “refugio”, sobre todo en Estados Unidos. Y eso es lo que esperan los analistas, una reacción global de los mercados si los congresistas estadounidenses no se ponen de acuerdo a tiempo. El tiempo corre

