La conclusión es concreta. Y positiva. Los analistas consultados destacan que las operaciones de compra de acciones propias deben ser siempre bienvenidas por los pequeños inversores porque les benefician. Lo habitual es que las distintas compañías cuenten con algo de autocartera para poder destinarla llegado el caso a diferentes cometidos: desde estabilizar a la acción, a dar entrada o salida a determinados accionistas, a planes de recompra o amortización…O incluso, a obtener interesantes plusvalías extras. Cifras, eso sí, que no van al resultado neto, sino contra reservas de capital, con lo que puede reducir la deuda financiera de las empresas. Pero, en un contexto bajista del mercado como es el actual –porque los últimos rebotes no han cambiado la tendencia-…¿cómo deben interpretarse estas compras?


Los expertos aseguran que cuando las compañías compran acciones propias en momentos de bajadas en su cotización
hay que tomarlo como una señal positiva para la recuperación de dicha cotización. En particular si la empresa es sólida y cuenta con buenas perspectivas. Sin duda, la compra de un porcentaje de acciones en cantidades más o menos relevantes supone de antemano una presión al alza para la cotización en cuestión –como ocurre últimamente con OHL-, ya que se están “retirando” esos títulos de la circulación, al menos temporalmente. Pero si vamos más allá, y tenemos en cuenta que quienes mejor conocen a las empresas son sus propios directivos, no debe pasar desapercibido el hecho de que apuesten por invertir x dinero en hacer autocartera y no en su negocio real. No es que vayan a acertar con el mínimo de la caída de la cotización, pero su movimiento puede ser otro factor a tener en cuenta a la hora de decantarse por una u otra inversión. “Que una compañía aumente autocartera nos está dando una idea de que los precios actuales podrían estar cerca de tocar suelo y ser precios atractivos, sobre todo para el medio plazo”, señala Óscar Moreno, gestor de fondos de Renta 4. Algo que, a su juicio, es últimamente “un síntoma más dentro de un cúmulo de magnitudes y de indicadores que estamos observando últimamente y que van en la dirección de concluir que las cosas quizás no vayan a peor”. Al margen de conclusiones extrapolables al grueso del mercado, Álvaro Blasco, director de Átlas Capital, insiste en la idea de que este tipo de operaciones de autocartera “denotan que la compañía juzga que su cotización es lo suficientemente baja y ha sido lo suficientemente castigada como para pensar que por el propio valor de la compañía…la cotización no debe ir mucho más abajo”. Pero… ¿qué pueden hacer las compañías con estos títulos?

“Utilidades” de la autocartera


Desde Atlas Capital destacan que, con esos títulos de autocartera, la compañía podrá llevar a cabo varias acciones para “animar” a los accionistas: desde “anular” esos títulos para que el valor de los demás sea mayor… a suministrar ese papel en momentos de fuerte demanda en bolsa para atajar posibles subidas desorbitadas de la compañía o venderlas en el mercado cuando crea conveniente. En este último caso, lo normal es que la empresa busque el momento o momentos más adecuados para minimizar el efecto de la presión a la baja que esta venta produciría sobre la cotización. El resultado de esta operación sería un beneficio extraordinario para la compañía, como consecuencia de la plusvalía obtenida por la compra y posterior venta de las acciones. Para evitar abusos, dado que el equipo gestor conoce mejor que nadie el estado del negocio de la compañía, los proyectos en curso, etc…la ley no permite a las empresas contar con más de un 5 por ciento en autocartera. Además, deben detallarse las operaciones de compra de acciones propias en las memorias anuales.

Al margen de todo esto, y sea cual sea el objetivo final de la compra de acciones propias, Álvaro Blasco cree este tipo de operación es positiva para el valor, “al igual que lo es cuando vemos que un consejero o directivo aumenta poco a poco sus participación en la empresa que representa”. Mientras, Enrique Castro, analista de Banco Etcheverría, insiste en esta línea de confianza que otorga al inversor el hecho de que la propia compañía adquiera acciones suyas. Destaca que otro de los objetivos de la compra de autocartera puede ser mantener la cotización de la compañía en un momento determinado y que, en el caso de que se lleven a cabo amortizaciones de capital, “lógicamente se mejoran los ratios de la compañía”. Vamos a fijarnos en esta última opción, en la de amortizar autocartera.

La amortización de autocartera supone, para entendernos, “hacer desaparecer” esas acciones, de modo que la empresa cuenta con los mismos activos, pero cuenta con menos acciones entre las que repartirlos. Es decir, a cada uno de los títulos que le quedan le corresponde un “porcentaje mayor” de la empresa, porque se reduce el capital mediante esta operación de amortización de autocartera. En definitiva, “a la hora de repartir dividendo, el accionista va a recibir más”, subraya Boni Aguado, de Banco Etcheverría. Y es que esta operación supone mejorar el BPA (beneficio por acción) y el dividendo por acción de la compañía.

Tampoco hay que olvidar que la compra de acciones propias también puede tener como objetivo hacer frente a algún pago en especie (con acciones) a los directivos o a los empleados de la compañía. El ejemplo más reciente sería el de Zeltia que, a principios de marzo, decidía la entrega gratuita de más de 324.800 acciones a empleados y directivos del grupo, lo que equivale al 0,146 por ciento de su capital. Y tampoco hay que obviar el hecho de que adquirir autocartera reduce los fondos propios, por lo que las compañías deben amortizarlas o repartirlas para “ponerlas en valor”. Pero José Lizán, analista de Norkapp, añade que algo parecido a la compra de acciones propias también lo estamos viendo en la renta fija. Así, cita al Popular y Sabadell porque “están comprando bonos perpetuos a niveles de precio de 25 ó de 30 con respecto a la emisión a 100 aprovechando esos niveles tan bajos de valoración para luego amortizar” (…), “metiendo su plusvalía en los balances y aprovechando las cotizaciones bajas”.

OHL, entre las más activas.