En 2008 los indicadores de volatilidad y riesgo dieron la señal de alarma cuando la supervivencia del sistema financiero internacional andaba por la cuerda floja. Un año después, el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) consiguieron mantener a flote al sector gracias a las múltiples inyecciones de liquidez, la bajada de los tipos de interés y las medidas de estímulo. Hoy, con 2010 en marcha, se puede afirmar que lo peor ha pasado, pero también habrá que tener en cuenta que “la recuperación será difícil y en cierto modo caótica”, tal y como declaró el
presidente del BCE, Jean Claude Trichet. Del mismo modo, no hay que olvidar las palabras de
Joaquín Almunia, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, quien explicó que el retraso en la salida de la crisis en España se debe a que el ajuste en el sector de la vivienda “será más profundo y prolongado”.

El ladrillo hace pequeña a la banca mediana

La burbuja estalló y la banca mediana es, probablemente, uno de los sectores a quien más le salpicó. Según el Banco de España, hay prestados más de 324.000 millones de euros al sector inmobiliario, un 32,5% del total de los créditos concedidos a las empresas. En 2001, la cifra era de algo menos de 42.000 millones, el 12,6% del total. Las cifras actuales suponen una morosidad que ya roza el 9%, el doble que en el conjunto de los préstamos. Y, por el momento, “no se ve ningún motivo por el que la morosidad del sistema financiero español no debiera acercarse a los niveles de las crisis de 1993”, asegura Alberto Spagnolo, director de inversiones de Merrill Lynch Banca Privada.

La banca mediana, Popular, Banesto, Sabadell, Bankinter y Pastor, ganará 1.930 millones de euros en este ejercicio, lo que representa un descenso del 17% respecto al previsto en 2009, según las estimaciones de los analistas. Quienes creen que ahora las entidades necesitan tiempo para solucionar sus problemas de balance, penalizados, además de por la exposición al sector inmobiliario, por un alto apalancamiento. Es por esto por lo que los expertos recomiendan “estar fuera de estos valores”. Jesús de Blas, analista del Departamento de Renta Variable de Credit Agricole Mercagentes, considera que este año va a ser el más complicado para la banca española a nivel de resultados, ya que los impagos van a seguir creciendo. Por lo tanto, recomienda a los inversores “mantenerse fuera del sector y mirar fuera de nuestras fronteras a la hora de invertir en bancos”.

Mientras las casas de análisis avisan del año horribilis que pueden atravesar las entidades, éstas se han convertido, a la fuerza, en la primera agencia inmobiliaria del país e intentan sacar algo positivo de la situación negociando con agentes extranjeros la transacción de activos inmobiliarios. Habrá que esperar para ver cómo evolucionan estas posibles operaciones y, en definitiva, el sector en general.

BBVA, Banco Santander y la diversificación

Algo mejor es la situación que atraviesan los dos grandes del sector, que han encontrado en la diversificación en otros mercados su tabla de salvación. En lo que respecta a la entidad que preside Emilio Botín, recientemente elegido como el empresario español más influyente según el estudio Kar 2009 de IPSOS, José Lizán, gestor de carteras de Nordkapp, cree que las noticias que la rodean son positivas, especialmente, “las relacionadas con su crecimiento en Reino Unido -fue la entidad financiera más activa en Reino Unido durante 2009- y la reunificación de sus marcas en la isla”. Además, Santander se escapa de la devaluación de bolívar en Venezuela. Alejandro Varela, analista de Renta 4 reconoce también la buena situación del banco y afirma que “puede competir con las grandes entidades mundiales, por lo que tener activos de bancos que han caído en manos de Estados y que ahora se vuelven a privatizar puede ser bastante interesante para su posicionamiento”.

En lo que respecta a BBVA, Javier Ruíz, gestor de fondos de Metagestión, ve en la entidad “más recorrido que a Santander en Bolsa”. Mientras que un informe sobre la banca europea elaborado por Barclays afirma que es el banco español más preparado para afrontar la salida de la crisis. La entidad británica prevé que BBVA mantendrá su crecimiento en 2010 gracias a su liderazgo en el mercado mexicano, que supondrá el 36% del negocio del grupo y con el que conseguirá eclipsar la debilidad que presentan el mercado bancario español y portugués, que acapararán el 32% de su negocio. El informe destaca, además, que las provisiones globales del grupo, por encima de 4.000 millones de euros, serán suficientes para absorber eventuales pérdidas sin que se produzcan deterioros significativos o sea necesario acometer una ampliación de capital.

Otro factor que les une es que ambos están estrechando los lazos con entidades chinas con el objetivo de reforzar posiciones en el mercado asiático. Yo no es para menos, ya que tres de los cuatro bancos más fuertes del mundo en términos de beneficio neto tienen un sello asiático (ICBC China, China Construction Bank y Bank of China).
Así pues, aunque el 2010 no pinta tan negro, no está despejado y los bancos españoles tendrán que hacer frente, en mayor o menor medida, al impacto de la crisis económica e inmobiliaria sobre los resultados de implantación de las nuevas normas de capital, pasando por las necesidades de financiación del sector y la evolución de los márgenes.

¿Se deshacen las posiciones cortas que ahogaban a la banca española?

A lo largo de 2008 y 2009 una veintena de fondos de inversión libre (hedge funds) internacionales controlaron en posiciones cortas, tradicionalmente especulativas, cerca del 10% del accionariado en varios bancos españoles, algo que según las propias entidades contribuyó de manera decisiva a las fuertes caídas de sus títulos en bolsa.

Las posiciones cortas que tomaron estos inversores millonarios eran inversiones a la baja, se vendían las acciones prestadas en la Bolsa, luego se recompraban y se devolvían, ganando el diferencial, claro está siempre que se consiga el objetivo de poder recomprarlas más baratas. El principal efecto de esta maniobra en los mercados es la volatilidad, por lo que durante algún periodo de los dos ejercicios anteriores se planteó la posibilidad de prohibir esta práctica. Sin embargo, en ese momento, los analistas opinaron que estas operaciones no se deberían prohibir, pues consideran que de lo contrario se eliminaría la libertad de mercado y se vetaría a los inversores de las posibilidades que la propia bolsa les otorga. Además, creen que no son el único factor que está presionando a la baja a la banca, sino que es su elevada exposición al sector inmobiliario y el incremento de su morosidad lo que les está perjudicando realmente, y recuerdan que la banca nunca se había cuestionado su existencia cuando se encontraba en épocas de bonanza.

Sea como fuere, las posiciones cortas se habían convertido en un lastre más para las entidades españolas, que gracias a la mejora del sector en la segunda mitad del 2009 fueron desapareciendo. En el caso del Popular, la entidad tenía un 37,2% de sus acciones en préstamo a finales del verano pasado, cifra que se redujo al 13,5%, una caída del 62,9%. En el del BBVA, también se congratulaban de su éxito para combatir esta práctica. Y, en menor escala, pasó algo similar en el Santander, las acciones en préstamo descendieron un 10,96% del total, desde el 19,61%, y en Banco Pastor.

Según Gabriel J López, CEFA, de WorldSpreads España, quien considera que “es muy saludable para los mercados la posibilidad de que los inversores utilicen las posiciones cortas”, las razones para utilizar esta técnica en un valor son: por fundamentales, para hacer un hedge o cobertura o el arbitraje por dividendos.

Así, si ustedes quieren saber si los bancos están actualmente sostenidos según este mismo experto, “sólo tienen que observar los últimos 10 minutos de cotización y veras que si cotizan por debajo de la media del día o su comportamiento es peor en términos relativos con el índice, subirán su cotización para mejorar su cierre”.