Los chinos han festejado por todo lo grande el nuevo año lunar. Según la agencia de noticias Xinhua, las celebraciones de la llegada del dragón han generado un 10% más de viajes que el ejercicio pasado para dar la bienvenida a un año que los expertos de BNY Mellon Asset Management auguran que será sensiblemente peor. El dragón traerá nuevos retos y un crecimiento más bajo al que están acostumbrados los chinos en estos últimos 30 años.

Los economistas se dividen sobre  la capacidad de China para sostener el ritmo de crecimiento  y hay quiénes piensan que el recién estrenado año del dragón coincidirá en China con los primeros síntomas de debilidad para su economía originados por un excesivo nivel de inversión, junto a un exceso de crédito que podría unirse a una burbuja del mercado inmobiliario. Por el contrario, otros expertos aseguran que los anteriores no son nada más que vanos augurios y que la economía china seguirá siendo boyante gracias a sus elevadas tasa de ahorro, una cantera sinfín de mano de obra barata  e ingentes flujos de inversión procedentes del exterior.

Aumento del consumo interno

Para esta gestora, lo mejor que podrían esperar los ciudadanos de la República Popular China para que su suerte no cambie durante este año, y los que están por llegar, es que el actual modelo de crecimiento basado en las exportaciones evolucione hasta un sistema basado fundamentalmente en el consumo interno. En cualquier caso, parece que esta transformación no será aun muy rápida dado el extendido hábito de los chinos por el ahorro. Los cifras son muy elocuentes y hablan por si mismas: mientras que el consumo de los hogares representa un 38% del PIB chino, en otros países de economía similares alcanza casi el 60%. El porcentaje en Estados Unidos alcanza el 70%.

Entre tanto, el sector exportador corre un elevado riesgo de desacelerarse debido a la alta dependencia de los mercados estadounidense y europeo. Si tenemos en cuenta que Estados Unidos está comenzando la recuperación y que en Europa los riesgos no dejan ver cuándo comenzará de nuevo el crecimiento, la posibilidad de que las exportaciones chinas se mantengan o aumente son, cuando menos, remotas.

También se ha reducido la inversión en activos fijos y los expertos ven cómo en China se va cocinando un ambiente alrededor del sector inmobiliario que recuerda mucho a una burbuja. De hecho, en BNY Mellon afirman que la construcción supone alrededor de un 15% del PIB de forma directa y que si se tienen en cuenta otras actividades, este porcentaje podría llegar incluso al 25%. Entre un 60 y un 70% de los ahorros de los chinos están en bienes inmobiliarios, dado a que el precio de la vivienda ha aumentado un 60% desde 2006. Algunos expertos prevén una caída de alrededor de un 10% en los precios. ¿Las consecuencias de un estallido de la burbuja inmobiliaria serían similares a las de  España o Irlanda? Los autores del informe lo dudan, ya que los propietarios chinos no están endeudados como los de estos países.

Al igual que ocurre en otros lugares del mundo, una desaceleración de la venta de viviendas o un pinchazo inmobiliario traería nefastas consecuencias para los ayuntamientos y otras administraciones que tienen en la construcción su principal fuente de financiación. Por este motivo, el gobierno del país ha cambiado la legislación y permite a los ayuntamientos emitir bonos. Recientemente, Shanghai ha puesto en marcha una emisión de bonos que ha tenido una rentabilidad muy parecida a la del propio estado.

Turbulencias para el sector financiero

A este escenario también habría que añadir posibles turbulencias para el sector financiero. Según los datos que maneja en BNY Mellon, el total de préstamos a los hogares chinos equivalía a mediados del año pasado a un 170% del PIB del país, una cifra muy superior al de países con economía similares. Los expertos afirman que estas cifras pueden dejar en evidencia en ocasiones una crisis bancaria. Según este informe “no es difícil imaginar un escenario en el que un menor crecimiento económico acabe con un aumento de la tasa de morosidad”.

Y todo esto ocurre en un entorno en el que se sigue debatiendo el papel de su moneda, tan barata frente a otras divisas durante tanto tiempo que ha permitido la explosión de su sector exportador, la acumulación de divisas y que ha lastrado el despegue del consumo interno. Aunque desde 2005 a 2011 se ha revaluado alrededor de un 20% los expertos consideran que sigue barata y que si flotara más libremente en el mercado podría permitir un despegue del consumo interno.

Por lo tanto, los expertos creen que se imponen reformas en todo el sistema económico chino y todo dependerá de los cambios en la cúpula del partido en el gobierno el PBoC que se producirán este mismo año.