Se trata de una tecnología relativamente moderna que emite una onda acústica de alta energía que, aplicada de forma localizada y por un profesional experto, penetra de forma profunda en los tejidos favoreciendo su regeneración. El doctor López O’Rourke explica que las ondas de choque no sólo contribuyen a regenerar el tejido dañado, sino que también tienen un efecto analgésico, con lo que además de recuperar el tendón afectado, elimina el dolor.
El especialista de Quirónsalud en Tenerife indica que esta terapia, que debe combinarse con sesiones de fisioterapia, es especialmente beneficiosa para tratar los problemas crónicos de los tendones, como las tendinitis con calcificaciones, como el codo de tenista, las fascitis plantar (espolón calcáneo) o la tendinitis de Aquiles. En el caso de las calcificaciones, las ondas de choque contribuyen a que el tendón reabsorba gran parte del calcio logrando un doble beneficio, pues resuelve la calcificación al tiempo que mejora la salud del tendón.
“En principio se requiere un mínimo de tres sesiones para empezar a notar mejoría y, aunque el resultado de la infiltración es mucho más rápido, el riesgo de recaída es muy inferior”, explica el especialista, quien destaca a su vez que es una terapia mínimamente invasiva y rápida de aplicar. “Los tratamientos suelen durar unos 5 minutos y aunque pueden llegar a ser molestos, en función de la tolerancia del paciente y la sensibilidad de la zona anatómica donde se tenga que aplicar, su eficacia está más que demostrada”, concluye.
