“Esto hace que las venas, que son las encargadas de llevar la sangre hacia el corazón, enfermen, pierdan elasticidad, se dilaten y, en consecuencia, las válvulas no cierren bien. Así, el flujo sanguíneo invierte su dirección y produce un reflujo que genera las varices”, asegura el doctor Pablo Gallo, jefe de la Unidad de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid. Concretamente, a esta patología se la denomina como ‘insuficiencia venosa crónica’, una enfermedad que es frecuente en la población general, según determina este especialista, y cuya prevalencia en adultos españoles es del 37% en varones y del 64% en mujeres.
Eso sí, el doctor Gallo remarca que su incidencia aumenta con los embarazos y con la edad: “Cada vez afecta a pacientes más jóvenes debido principalmente al importante componente genético y al estilo de vida más sedentario”. Se caracteriza por ser una enfermedad crónica, progresiva y que “sin un tratamiento adecuado puede derivar en complicaciones severas” como las úlceras en las piernas, la tromboflebitis o el sangrado de una variz, advierte el especialista.
Principales síntomas
El doctor Pablo Gallo subraya así que esta patología progresa con el tiempo, aunque inicialmente puede ser asintomática y solo presentar arañas vasculares (telangiectasias) o dilataciones de los capilares superficiales, visualizándose como pequeñas líneas rojizas/violetas con aspecto de telaraña, bastante antiestéticas. Con el tiempo, afirma, surgen los síntomas y estos aumentan gradualmente, siendo los más frecuentes, por ejemplo, la pesadez, el cansancio y/o el dolor en las piernas, unas molestias que se acentúan a medida que avanza el día y aumentan al estar mucho tiempo de pie o sentado y con el calor, pero que mejoran al levantar las piernas y con la aplicación de frío. Igualmente habla de hinchazón o edema, que afecta sobre todo a los tobillos; de calambres nocturnos; sensación de calor, de enrojecimiento, de sequedad, y de picor constante en la piel.
Asimismo, se encontrarían las varices o venas varicosas, dilataciones de las venas superficiales, que se producen cuando la insuficiencia venosa se prolonga en el tiempo; incluso con alteraciones cutáneas que son producidas por la mala circulación (dermatitis, eccemas, hiperpigmentaciones, etc).
Factores que influyen en su aparición
Además, el experto del servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional de Madrid apunta que los principales factores que influyen en la aparición de varices son:
- Factores genéticos: los más influyentes en la aparición de IVC de manera directa.
- Edad: con el paso de los años, la pared de la vena tiende a debilitarse.
- Embarazo: coexisten varios factores como los cambios hormonales, que provocan la dilatación fisiológica de las venas ante una mayor demanda de drenaje desde el útero; además del aumento de peso que comprime las venas de la pelvis, lo que dificulta secundariamente el drenaje de las piernas.
- Alteraciones hormonales: gran influencia en el desarrollo de esta enfermedad y no solo durante la gestación; el empleo sistemático de anticonceptivos orales u otras terapias hormonales aumentan la dilatación venosa, siendo además una de las causas más frecuentes de trombosis venosa en mujeres jóvenes.
- Sobrepeso y obesidad: incrementan la presión en las venas de la pelvis y de las piernas, y esto deriva en un mayor riesgo de padecer varices y las
complicaciones asociadas.
- Sedentarismo o inactividad: quienes por su trabajo realizan muchos viajes largos en coche o avión, o pasan muchas horas de pie o sentados delante de una pantalla, permanecen inmóviles durante periodos prolongados de tiempo y adquieren a menudo posturas inadecuadas. Estas son situaciones que dificultan la correcta circulación venosa, estando por ello más predispuestas a desarrollar varices (IVC).
¿Qué hacer en estos casos?
Con ello, el doctor Gallo apunta que el diagnóstico se realiza, en primer lugar, con la exploración física de las piernas evidenciando varices, edema (hinchazón), etc. Es más, señala que en estadios avanzados de la enfermedad se pueden visualizar úlceras venosas, cordones venosos inflamados y dolorosos (tromboflebitis), o el sangrado de la variz. Aconseja en estos casos identificar qué venas están afectadas, mediante la realización de un eco-Doppler venoso de las piernas; en el caso de síntomas pélvicos estará indicado completar el estudio con un eco-Doppler abdominal y transvaginal: “Es un estudio no invasivo, inocuo, y que lo realizamos en consulta en la práctica clínica habitual”. Sobre su tratamiento, especifica este experto que siempre debe ser individualizado, depende del grado de afectación, y en los estadios iniciales de la IVC está indicado el uso de medias de compresión, ejercicios para mejorar la circulación, aparte de que se puede realizar fleboesclerosis de las arañas vasculares para mejorar el aspecto estético. Pero en los casos de estar afectadas las venas safenas, el tratamiento se realiza con técnicas endovasculares: “Estas técnicas son procedimientos menos invasivos, cuya intervención se hace bajo anestesia local y sin realizar incisiones, con menor riesgo de recidivas, obteniendo a su vez un excelente resultado estético, logrando una pronta recuperación y garantizando la incorporación inmediata a la vida laboral”, asegura el doctor.
Ante la presencia de varices en la pelvis, estas se deben tratar para evitar que las varices en las piernas vuelvan a salir, mediante una flebografía de confirmación diagnóstica y un procedimiento terapéutico de embolización en el mismo acto; subraya, al tiempo que constata que en el área de estética pueden emprenderse un conjunto de tratamientos no quirúrgicos, que se practican de manera ambulatoria, y cuya finalidad es la eliminación de distintos tipos de varices en los miembros inferiores y en genitales, a veces por motivo estético y otras complementando el tratamiento quirúrgico.