Nadie preveía que la institución monetaria decidiría subir de nuevo el precio del dinero en una reunión sin rueda de prensa en la que Janet Yellen pudiera explicar por qué ha tomado esta decisión.
En su comunicado, la FED no da ningún tipo de pista sobre lo que va a hacer en los próximos meses. Por un lado, explica que parece que el crecimiento de la actividad económica se ha desacelerado y que el gasto de los hogares se ha moderado. Eso sí, afirma que “los ingresos reales de los hogares han aumentado a un ritmo sólido y que el sentimiento de los consumidores sigue siendo elevado”.
Recuerda que ha mejorado el sector inmobiliario pero que el gasto en bienes de equipo y las exportaciones netas son débiles. Reconocen, no obstante, la buena evolución del mercado laboral, aunque siguen insistiendo en que la inflación sigue por debajo del 2%.
Como siempre, explican que un cambio de política monetario irá aparejado con la mejora de los datos y que por eso vigilan la inflación y la evolución de los acontecimientos internacionales.
La mayor parte de los expertos consideran que si la FED tiene que subir los tipos de interés antes del verano lo hará en junio, no después del verano, sobre todo para no interferir con la regla no escrita que apunta que la autoridad monetaria no debe intervenir con sus acciones en las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre.
Hay que recordar que los miembros de la Reserva Federal rebajaron sus estimaciones de subida de tipos hasta dos veces este año, frente a las cuatro que preveían a finales del año pasado. Claro, en diciembre de 2015 no se había producido el sell-off de los primeros meses de este ejercicio ni se habían disparado todos los problemas con los que iniciamos 2016, con China y su economía a la cabeza.
Por cierto, el actual director de inversiones de BlackRock ha vuelto ha llamar la atención sobre el que, en su opinión, es uno de los principales riesgos de la economía mundial, la abultada deuda China que supera ya las tres veces el PIB del país.
Como no podía ser de otra manera, el comunicado de la autoridad monetaria no desvela nada, sin embargo vuelve a hablarse de los riesgos internacionales que ahora vuelven de nuevo a este lado del Atlántico, con el Reino Unido a la cabeza y su referéndum para salir de Europa que se celebrará el próximo 23 de junio.
Algunos expertos creen que la FED tampoco subirá los tipos antes de conocer cuál es el resultado de este referéndum. Por si fuera poco, hay más riesgos en el horizonte, el nuevo acuerdo que no llega con los acreedores de Grecia, la falta de gobierno en países como España…
Como explica Igor de Maack, de DNCA, “los riesgos políticos son múltiples, pero las instituciones internacionales son ahora muy conscientes de ellos. El discurso de Janet Yellen tiene en cuenta estos riesgos, ya que ha aplazado su futura subida de tipos con el pretexto de un entorno global inestable y complejo. Esta hábil dirección ha permitido una bajada del dólar de la que se beneficiarán las empresas estadounidenses y los países emergentes. Los eventos electorales o políticos son numerosos: elecciones presidenciales en Estados Unidos, proceso de destitución de Dilma Rousseff en Brasil, referéndum sobre la posible salida de Gran Bretaña de la UE, formación del gobierno español, renegociación de la deuda griega... Los inversores se muestran particularmente sensibles al riesgo político en Europa tras la crisis de 2011 y el ascenso de los partidos de izquierdas en Francia, España e Italia. Sin embargo, la gestión es aún mejor que en ciertos países emergentes, aunque no siempre resulte impecable”.
Para muchos analistas, la FED actual está demasiado centrada en lo que ocurre fuera de Estados Unidos. En concreto, Mohamed El-Erian, el asesor económico de Allianz escribió en una columna en Bloomberg que “la vieja FED, que era una institución que estaba más orientada en Estados Unidos y que tenía el objetivo de liderar los mercados, hubiera subido los tipos en esta reunión”.
Muchos expertos consideran que la institución que preside Janet Yellen no quiere provocar un shock en los mercados financieros, que han conseguido enjugar las pérdidas de principios de año.
Así, Steven Wieting, el estrategia de Citi Private Bank's decía en la CNBC que este motivo va a llevar a la FED a subir los tipos menos de lo que ellos mismos estimaban.
Sin embargo, no hay que olvidar tampoco que los datos económicos conocidos en los últimas semanas tampoco son consistentemente positivos, como el retroceso de las ventas minoristas de marzo. Algunos economistas esperan que el PIB del país podría haberse estancado en el primer trimestre.
También hay que destacar que los resultados empresariales en el país están retrocediendo, lo que podría causar también algo de temor en las filas de la FED.
Por otro lado, el mercado laboral sigue mejorando y la tasa de paro permanece en el 5%. Además, aunque la inflación sigue por debajo del objetivo del 2% a largo plazo, lo cierto es que la reciente subida del precio del petróleo podría impulsar el IPC, lo que ayudaría a tomar la decisión de subir los tipos.
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