Afrontar los desafíos que supone el cambio climático es uno de los compromisos globales de Banco Santander, que tiene una hoja de ruta definida: movilizar 120.000 millones de euros de financiación verde en el período 2019-2025, cifra que elevará hasta 220.000 millones en 2030. De momento, ya suma 78.700 millones, de los que 4.285 millones se han canalizado en el pasado trimestre. La entidad es líder mundial en financiación de energías renovables y ofrece soluciones en todas las geografías donde opera para ayudar a sus clientes a abordar la transición hacia una economía sostenible con el medioambiente. 

Además, durante estos últimos meses ha elevado el volumen de activos bajo gestión en inversión socialmente responsable hasta los 54.000 millones de euros (el compromiso es alcanzar 100.000 millones en 2025). Y continúa apoyando a sus clientes de banca mayorista. En este sentido, destaca recientemente su participación como coordinador global conjunto de la ampliación de capital de Greenvolt para acelerar el desarrollo de proyectos renovables en Portugal; o la firma, el pasado mes de abril, de un préstamo verde de exportación por 1.000 millones de euros con Iberdrola, cuyos fondos se destinarán a la adquisición de turbinas para parques eólicos en Europa. 

También impulsa la movilidad sostenible. Un ejemplo es la financiación de 50 autobuses eléctricos en Ciudad de México y la expansión del servicio de bicicletasen las ciudades de São Paulo, Río de Janeiro y Bogotá, tras el éxito del servicio de alquiler que patrocina en la city londinense

Para coordinar todas las iniciativas sostenibles de banca de inversión y banca comercial, el banco ha constituido este año un Equipo Global de Finanzas Verdes (Global Green Finance Team) para integrar las finanzas verdes en todas las áreas comerciales, garantizar la consistencia y aprovechar al máximo la escala del grupo, unificando su propuesta global bajo un mismo paraguas. «Nuestro compromiso ecológico se supervisa al más alto nivel en el grupo, y nuestra estrategia se extenderá a todos los negocios. Estamos comprometidos a ayudar a nuestros clientes, grandes y pequeños, a hacer la transición a una economía baja en carbono, con soluciones, capital y asesoramiento», asegura Lucas Arangüena, responsable de este equipo. Y cuenta con una plataforma para invertir en proyectos de energías renovables que se encuentran en fase de desarrollo y construcción, Santander Green Investment. A través de este instrumento ha adquirido de distintos promotores participaciones en varios proyectos de tecnología solar fotovoltaica y eólica.

El banco también ofrece soluciones y productos sostenibles dirigidos a los clientes particulares y empresas: desde préstamos para mejorar la eficiencia energética de los hogares o la compra de vehículos eléctricos, hasta una calculadora para medir la huella de emisiones que dejan las actividades del día a día o la posibilidad de compensar este rastro mediante la compra de los denominados créditos de carbono. Incluso numerosos eco-consejos para llevar un estilo de vida más sostenible con el medio ambiente. El abanico es muy amplio y se extiende a todos los países en los que opera el grupo.

Hacia una economía sostenible

“Debemos acelerar el progreso hacia una economía más verde y aquí la financiación tiene un papel clave en el apoyo a países, empresas y personas. Podemos ayudar a liberar más inversión. Hay mucho capital listo para ser desplegado, pero para liberar ese capital los inversores necesitan confianza y seguridad”, aseguró Ana Botín durante su intervención en la última Conferencia Internacional de Banca, celebrada a comienzos de noviembre. La presidenta del grupo insistió en este foro, que reúne a líderes de diferentes ámbitos, en la importancia de que los gobiernos diseñen planes de transición para que sus economías sean neutras en carbono y fomenten la inversión en activos verdes. “Políticas fiscales, legislación necesaria para planificar, políticas nacionales de infraestructuras, modelos de mercado para incentivar la inversión en nuevas tecnologías, etc. La lista es larga”, señaló.

El Santander mide y analiza su huella de carbono desde 2011 como parte de su contribución a combatir el cambio climático. Ya desde 2020 es neutro en sus operaciones internas y compensa todas las emisiones que genera y que no se han podido reducir. Pero el año pasado, como miembro fundador de la Net Zero Banking Alliance, dio un paso más al anunciar su intención de alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 y apoyar los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Este reto va más allá de la propia actividad del banco: incluye todas las emisiones de los clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece. Para alcanzar este objetivo, el Santander ha anunciado una agenda de descarbonización detallada, con distintos pasos para acompañar a sus clientes en la transición hacia una economía verde.

El grupo cántabro lleva más de una década implementado planes de eficiencia energética y de sostenibilidad en todos los países en los que opera. En el caso de España, el 100% de la electricidad utilizada por el banco procede de fuentes renovables, y los edificios corporativos cuentan con la certificación ISO 14001 y de Residuo Cero en la sede corporativa de Boadilla y de Santander España.