En este sentido, Zapatero dijo que el gobernador del Banco de España habló de las fórmulas que permiten aumentar la productividad, reducir el desempleo y mejorar los salarios y que "el debate estaba alejado de quienes lo reducen a si se debe o no abaratar el despido".

En cualquier caso, Zapatero insistió en la postura del Gobierno, que no propiciará reformas laborales que representen abaratar el despido y que garantizará la protección a los trabajadores que se queden en situación de desempleo.

Llamazares afirmó que Fernández Ordóñez "no está solo" en su idea de abaratar el despido, en referencia a las declaraciones del comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, y del vicepresidente segundo y ministro de Economía Pedro Solbes, "Solbes le comprende y usted lo explica", señaló Llamazares.

Para Llamazares el debate sobre las instituciones democráticas del Estado no supone "salud democrática", sino "descoordinación, desorientación y marasmo" en una situación de crisis económica.

"Ustedes quieren ser oposición y Gobierno", acusó Llamazares, quien añadió que en el Ejecutivo no pueden ser "sindicatos y patronal" al mismo tiempo porque "no es saludable desde el punto de vista democrático sino totalizador".

Asimismo, Llamazares recordó que IU ha hecho propuestas para proteger más a los trabajadores, evitar ERE arbitrarios, para que llegue la financiación a las empresas y a los ciudadanos o para cambiar el modelo productivo y, para todo ello, consideró necesario que "el Gobierno gobierne" y que sea capaz de negociar.

Zapatero reiteró en su respuesta que la posición, tanto el Gobierno como del Grupo Socialista, "es clara", al tiempo que recordó que el Ejecutivo está trabajando para llegar a un acuerdo en el ámbito del diálogo social para fortalecer la protección por desempleo.

Asimismo, está negociando la incorporación de nuevas medidas de estímulo al empleo, "fundamentalmente capitalizar la prestación por desempleo e incentivar el contrato a tiempo parcial".

El presidente también respondió a LLamazares que "no le pida" que las personas "no expresen sus opiniones con una cierta libertad" y que "incluso le debería producir cierta tranquilidad" que haya responsables institucionales que opinen de forma diferente.

"No exijo fidelidad en pensamiento porque eso forma parte de otros modelos de trabajo político", concluyó Zapatero.