En concreto, la agencia recortó dos categorías la calificación crediticia de los bancos estadounidenses Citibank, Goldman Sachs y Morgan Stanley. En este sentido, la agencia de calificación confía en que la "significativa" intervención de los gobiernos dirigida a la estabilización del sector bancario y a la recuperación de la confianza equilibre en gran medida estas presiones sobre la industria financiera.
Además, la agencia destaca la importancia de los apoyos gubernamentales sistémicos por medio de la regulación y del acceso a liquidez a través de los bancos centrales, como fórmula para mitigar el "elevado apalancamiento" y saldar los desequilibrios inherentes al modelo de negocio bancario. "Sin estos beneficios, pensamos que los balances de las entidades serían muy diferentes", apunta S&P.
En concreto, la agencia considera que gracias al respaldo gubernamental, "ninguna de las entidades de elevada importancia sistémica" llegará a tener un rating de emisor de crédito (ICR) por debajo de A+, ya que en caso de necesidad contarán con "el soporte del Gobierno", aunque tampoco podrán recibir una calificación mayor debido a la asunción de estas acciones gubernamentales extraordinarias. "Pensamos que todas las instituciones financieras de elevada importancia sistémica recibirían apoyo en el futuro en caso de necesitarlo, aunque creemos que hay unas entidades con mayor probabilidad de necesitarlo que otras", señala S&P.
No obstante, la agencia de calificación, ante la percepción de un mayor riesgo general en la industria bancaria y la previsión de una mayor volatilidad en los mercados de financiación, ha rebajado la valoración de riesgo país de la industria bancaria (BICRA) de EEUU y Reino Unido hasta el grupo 2 desde la categoría 1, de un total de diez grupos, ante la necesidad de los bancos de reequilibrar sus perfiles de financiación, el deterioro crediticio y la debilidad mafroeconómica.

