Los detalles generales del plan fueron dados a conocer el miércoles por la mañana: una nueva iniciativa de 75.000 millones de dólares para ayudar a entre 3 millones y 4 millones de propietarios de viviendas que están en riesgo; para el refinanciamiento de las hipotecas de entre 4 millones y 5 millones de propietarios responsables y nuevo capital para Fannie Mae y Freddie Mac.
En respuesta a las preocupaciones de que el plan podría ser explotado por propietarios de viviendas que hicieron apuestas arriesgadas en el mercado de vivienda, Obama dijo que la ayuda estará enfocada hacia aquellos que "respetaron las reglas". Las personas cuyas hipotecas tradicionales están "bajo el agua" -el valor de la vivienda subyacente es inferior al saldo del préstamo hipotecario- serán elegibles para recibir préstamos refinanciados, mientras que aquellos con hipotecas de alto riesgo, o "subprime", podrán modificar sus préstamos.
"También quiero ser bastante claro sobre lo que este plan no hará: no rescatará a los inescrupulosos o irresponsables lanzando buen dinero de los contribuyentes al rescate de malos préstamos", señaló Obama. El presidente indicó que las firmas financieras que están recibiendo o esperan recibir ayuda financiera de los contribuyentes mediante el programa de rescate financiero TARP tendrán que acceder a modificar sus libros de préstamos de acuerdo a las directrices establecidas en las propuestas sobre la vivienda.
Bajo el plan, el Gobierno Federal cubriría la mitad de las pérdidas en que incurran aquellos prestamistas que trabajen con los prestatarios para reducir los pagos mensuales. Se requerirá a los prestamistas reducir esos pagos a no más del 31% de los ingresos de los prestatarios.

