Somos más negativos con la renta variable europea, y en especial con la española. Hay algunos factores que son comunes a las economías desarrolladas: alto grado de apalancamiento de las familias, elevados niveles de déficit y las duras medidas de ajuste que se han visto obligadas a implementar los Gobiernos. Estas medidas pueden suponer un lastre en el crecimiento económico, más peligroso si tenemos en cuenta la debilidad actual.

Pensamos que en el 2012 será determinante: contar con el apoyo de la recuperación de los emergentes y EEUU, que en las últimas semanas está dando algunos signos de mejoría de su economía.

Fundamental será también ver cómo se va avanzando en la resolución de los problemas de deuda, y ver si se van cumpliendo por parte de los distintos países los objetivos impuestos por Bruselas. Para conseguir esos objetivos, también será importante ver qué medidas se toman; un riesgo importante es que éstas sigan centrándose en los ajustes, y que dejen a un lado el crecimiento. Y en este punto, es donde somos algo negativos, ya que la situación actual parece no dejar mucho margen a nuevas actuaciones por parte de los Gobiernos. La última reunión de la FED supuso una decepción en este sentido, ya que se descontaba por algunos sectores el anuncio de nuevas medidas de estímulo, y no fue así, aunque el Gobierno recordó que está preparado para ponerlas en marcha en caso de que fuera necesario.

Por su parte, España tiene complicado cumplir con los objetivos de déficit marcados en 2012 y 2013; conseguir llegar al 3% objetivo es una misión compleja a día de hoy.  Por este motivo, creemos que el 2012 vendrá marcado por cambios políticos, más ajustes, y una férrea vigilancia por parte de las autoridades monetarias europeas para ver si se van cumpliendo los planes de reforma.

Posiblemente el debate sobre el futuro del euro continuará encima de la mesa, aunque evidentemente dependerá en gran medida de cómo vayan reaccionando los países europeos en la salida de la crisis.

Como comentábamos, pensamos que la situación en EEUU es algo más sólida, y los últimos datos macroeconómicos parecen apuntar a una tímida recuperación, que será clave en 2012.

No descartamos estar en renta variable, de manera muy prudente y en valores seleccionados con unos criterios concretos (balance saneado, diversificación geográfica, bajo endeudamiento,…)

Por otro lado, creemos que 2012 seguirá siendo un año complicado para la renta fija, en especial en los primeros meses. Podríamos decir que 2012 será un año de “exámenes continuos”, por parte de Bruselas, para ver si se van cumpliendo con los objetivos marcados. En caso de ser así, si los Estados van haciendo los deberes, la presión sobre la renta fija irá disminuyendo.

Es necesario que los mercados internacionales vayan recuperando su confianza en la deuda periférica, y eso no ocurrirá de la noche a la mañana.

Pensamos que en la situación actual, los inversores pueden percibir determinada renta fija privada como más sólida, por lo que ésta puede verse favorecida, y puede ser una alternativa interesante de inversión.