- ¿Cree que un buen equipo de Relación con Inversores puede repercutir en una mejora de la compañía en bolsa?

Sin lugar a dudas. No es que lo diga yo, hay bastantes estudios que pulsan la opinión de los inversores institucionales en los que ellos mismos manifiestan que estarían dispuestos a pagar una prima por estas empresas que realizan una buena práctica en esta disciplina de las relaciones con los inversores.

Pero yo diría más, en esos mismos estudios los inversores manifiestan que incluso el descuento que aplicarían a las empresas con mala práctica sería mayor. Es decir, las personas que en estas empresas cotizadas tienen esta responsabilidad al final tienen es sus manos una responsabilidad en lo que es la gestión del valor y en lograr que el mensaje llegue a los inversores con nitidez, de una manera concreta, para que ellos estén bien informados para tomar sus decisiones. Por tanto si esa empresa realiza bien su trabajo es un punto a favor en la selección de valores.

 

- ¿Cómo cree que ha evolucionado la relación con inversores en España?

Creo que ha evolucionado positivamente en términos generales. Quizás es verdad que gran parte hay que achacarlo a la regulación. La regulación ha favorecido el avance en la RRII tanto con la aprobación de la Ley de Sociedades de Capital como con la circular de la CNMV con respecto al uso por ejemplo de las webs corporativas como ventanas importantes para la comunicación unidireccional y bidireccional de las empresas y eso ha empujado a las empresas a dotar de una mayor  visión y recursos a este tipo de función

Desde luego ha mejorado en términos generales. Sigue habiendo mucha heterogeneidad en la práctica, y probablemente  sería muy discutible el nivel de recursos que todavía se está asignando a esta función para llegar a catalogarla como una función que se pueda equiparar a nivel internacional en términos generales.

 

- En términos internacionales, ¿España se encuentra rezagada respecto a otros países? Hablar de “rezagado” sería un término demasiado absoluto. Creo que España presenta un panorama muy heterogéneo en cuanto a la práctica en esta disciplina, que cada vez se está considerando más estratégica y menos de carácter financiero en lo que son las compañías.

Lo digo porque, afortunadamente, tenemos casos de empresas que pueden considerarse como mejores prácticas no a nivel nacional, sino a nivel internacional, casos bien conocidos como Iberdrola,  Repsol, Ferrovial. Son casos que están considerados en los foros de debate, en los estudios de buenas prácticas, como referencias a nivel mundial.

Pero al mismo tiempo hay que reconocer que todavía queda muchísimo terreno por recorrer en muchísimas empresas, y probablemente no es una cuestión de tamaño, porque siempre se ha achacado que esta es una función que depende mucho del tamaño, de la capitalización de la empresa, para poder contar con una función y un despliegue de competencias idóneo. Yo creo que no, creo que tiene que ver mucho más con la visión de la compañía, con la apuesta que haga la compañía por una función que la considere como una verdadera inversión y no como un coste porque esté obligado por la ley o por el marco regulatorio de los mercados, a tener algún tipo de política o recursos dedicados.

 

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan hoy en día las relaciones con inversores?

Tienen varios retos. El primer reto, si hablamos de las empresas españolas, tiene que ver con la interiorización de los beneficios que puede suponer para una compañía contar con un equipo dedicado a estas funciones, contar con una política y una estrategia definida, que improvise poco y que planifique mucho.

Creo que los retos, por un lado, van a tener que ver con abordar de manera exitosa las valoraciones ESG, que tan de moda se están poniendo en los criterios de selección de los inversores institucionales. El poder incorporar al discurso o la propuesta de inversión, llamada ‘equity story’, esa parte tan importante de la actividad de la compañía.

Creo que tambiénes muy importante tener en cuenta los aspectos de la evolución que en la gestión de las carteras se están produciendo entre los inversores institucionales con el crecimiento de los conocidos como ‘roboadvisors' o la gestión automatizada de las carteras. Podría uno pensar que resta importancia a los esfuerzos de comunicación por parte de las compañías por la forma de trabajar de estos algoritmos, pero yo creo que nada más lejos de la realidad, esto abre una oportunidad a las empresas precisamente para que la comunicación con la que se alimentan estos algoritmos sea lo más fiel a las expectativas del desarrollo del modelo de negocio de las compañías.

Otro reto importante es MIFID II. No sólo está afectando a los intermediarios financieros. Creemos que los obstáculos que está poniendo MIFID II de alguna manera para que fluya más natural la relación entre intermediarios, empresas cotizadas o  analistas e inversor final va a suponer un reto para las empresas porque muchas de ellas van a perder cobertura de análisis como consecuencia de que el análisis se convierte en un activo escaso y caro para los intermediarios financieros desde el puntos de vista de MIFID II.

Por tanto las empresas van a tener que desplegar una mayor acción de comunicación directa a los inversores finales. En ese campo evidentemente las tecnologías digitales van a jugar un papel clave, porque evidentemente para pequeñas y medianas empresas sobre todo, el uso de Internet, de las webs corporativas y las aplicaciones móviles, el uso de los perfiles en  redes sociales  de una manera adecuada, con las ventajas que supone de alcance y economías de escala y productividad para los equipos, van a  ser herramientas muy interesantes en manos de estos profesionales.

 

- Está a punto de comenzar la decimosegunda edición del curso de relaciones institucionales de BME ¿Cuál es el objetivo principal del curso y hay diferencias entre años anteriores?

El objetivo principal del curso es la profesionalización de esta función corporativa, que como decimos está adquiriendo un mayor peso estratégico. Intentamos dotar de las habilidades fundamentales para aquellos profesionales que puedan desarrollar una carrera en departamentos de relaciones con inversores de empresas cotizadas, pero también dar formación y conocimientos a aquellas áreas de las empresas que de alguna manera están conectadas con esta función, como pueden ser las áreas de gobierno corporativo, de reputación corporativa, de planificación financiera, de mercados de capitales, de comunicación corporativa, etc.

Pero diría que este es un curso que no sólo va destinado a las personas que están n empresas cotizadas, sino también puede estar destinado a empresas que están en el ámbito del accionariado. El curso a un accionista de una empresa cotizada le va a dar mucha visibilidad sobre cómo mejor aprovechar las fuentes de información de las empresas cotizadas, de los recursos que están poniendo al alcance de los accionistas, para estar mejor informados.

 

- Para aquellos que estén interesados en hacer el curso ¿Todavía se pueden inscribir? y ¿Cuándo comienza?

Sí, estamos a un mes vista. El curso comienza el 26 de octubre. Yo soy el director académico, pero tengo entendido que todavía queda alguna plaza. Estamos hablando de un curso de unas 96 horas. Está repartido entre 23 módulos más 4 talleres.