Concretamente, las inmobiliarias se han decantado en los últimos años por operaciones dentro de su mismo sector, dando lugar a una mayor concentración y a una mayor exposición al ajuste del segmento residencial que las constructoras, que han preferido orientarse hacia otros sectores, con operaciones destinadas principalmente a empresas relacionadas con la energía, y han ampliando aún más su diversificación.POSICIÓN FRENTE AL EXTERIOR.Asimismo, el BBVA estima que, a priori, el hecho de que el sector inmobiliario haya sido receptor neto de flujos de fusiones y adquisiciones en los últimos años debería suponer un "soporte", si bien las operaciones han estado muy centradas en la reciente venta puntual de inmuebles por parte de determinadas entidades financieras. Además, señala, "no parece probable que siga habiendo flujos del exterior mientras la imagen internacional del sector inmobiliario siga siendo tan negativa".Por el contrario, indica que las constructoras no presentan un "patrón claro" al respecto y que, "en cualquier caso, no parece que el sector de la construcción vaya a estar tan influenciado por la perspectiva que se tenga de España en el exterior".EL ESCENARIO FUTURO.En el actual contexto de contracción de liquidez, el Servicio de Estudios del BBVA no prevé grandes operaciones en el sector inmobiliario a corto plazo. "El escenario más probable podría ser una consolidación de empresas a partir del momento en el que se alcance el mayor deterioro cíclico y determinada por las mejor posicionadas", añade.Del lado de la constructoras, la entidad apunta que "sus perspectivas son algo mejores, máxime teniendo en cuenta las operaciones accionariales que están produciendo ligadas al sector de la energía"."Nuevos movimientos en el sector podrían otorgar el margen de maniobra suficiente a las empreas constructoras para acometer nuevas inversiones y para seguir desempeñando un papel protagonista en la marcha de la economía española", concluye.