Caixa Manresa, que suena como una cuarta parte que podría participar en la operación, declinó confirmar su asistencia a la cita con el Banco de España.

La caja mantiene las distancias respecto a las "quinielas" que se barajan en los medios de comunicación, y sólo admite "sondeos" del mercado, a la vez que defiende su capacidad para operar en solitario, aspecto que ejemplifica con su nivel de morosidad, el más bajo de Catalunya según los datos del primer trimestre. Su requisito básico para participar en un eventual proceso de fusión es que la entidad resultante sea "solvente y sólida" y con un proyecto empresarial "claro".


Desde las tres cajas principales implicadas en las conversaciones --Sabadell, Terrassa y Manlleu--, el mensaje clave es que "no hay nada cerrado", y que la fusión es sólo una de las posibilidades. También se barajan centros operativos compartidos, plataformas tecnológicas comunes, sistemas integrados en diferentes ámbitos y emisiones conjuntas en mercados financieros, entre otros.

La reunión de hoy con el Banco de España no es para presentar un "documento cerrado", sino para intercambiar con el organismo estatal los puntos tratados en las conversaciones entre las entidades, así como su evolución y las diversas alternativas sobre la mesa.

Además, Caixa Terrassa aprovechará la reunión de Madrid para que su nuevo presidente, Jaume Ribera, se presente al Banco de España. Ribera accedió al cargo el 3 de junio, en sustitución de Francesc Astals, que agotó su mandato máximo según la Ley de Cajas catalana. Ribera era hasta entonces vicepresidente primero.