Fernández Ordóñez consideró que las dos reformas más urgentes y necesarias son la política de consolidación fiscal y la reforma laboral, y que las propuestas planteadas por el Gobierno en las últimas semanas "contienen avances que van en la dirección correcta".

En este sentido, valoró positivamente el recorte del gasto público para el conjunto de las Administraciones Públicas de 50.000 millones de euros hasta 2013 y el aumento de la edad de jubilación a los 67 años, porque contribuiría de forma significativa al equilibrio financiero del sistema público de pensiones.

Fernández Ordóñez reconoció que "algunas de estas reformas pueden exigir sacrificios", pero insistió en que es necesario cambiar radicalmente algunas cosas para que España pueda converger respecto a los países más desarrollados de Europa.

Por eso, consideró que "sería bueno que estas reformas contaran con el mayor consenso posible", no solo para garantizar la marcha de la economía en general, sino también para el bien del sistema financiero, dada la demostrada estrecha relación entre el crecimiento macroeconómico y la fortaleza del sistema bancario.

A su parecer, el sistema bancario español ha resistido bien el primer embate de la crisis financiera internacional gracias, en parte, a que el Gobierno y la oposición, que le ha respaldado en el Parlamento, han acordado con prontitud y calidad técnica el conjunto de medidas de reforma del sistema financiero que se han demostrado muy eficaces para impedir que los problemas de crédito colapsaran la economía.

Sin los decretos leyes del Fondo de Adquisición de Activos Financieros (FAAF) y los avales del Estado a la emisión de deuda bancaria hubiera habido "sin duda" una contracción "abrupta" del crédito que hubiera llevado a una recesión profunda que finalmente no se experimentó, estimó Fernández Ordóñez.

Aunque no dejó de apelar a la responsabilidad de las entidades a la hora de conceder crédito a familias y empresas, también reconoció que en la actualidad, las entidades deben ser especialmente cuidadosas al dar préstamos.

Así, el gobernador del Banco de España consideró que las entidades financieras "no deben darlos (los créditos) a quien no sea solvente, pero tampoco deben olvidar que si dejan de prestar un euro a quien lo es, estarán echando piedras sobre su propio tejado".