Pero el proyecto de ley, forjado durante cinco días de intensas negociaciones entre los asesores presidenciales y los líderes demócratas del Congreso, ha resultado ser una píldora dura de tragar para los republicanos. El respaldo republicano no es tan importante en la Cámara de Representantes, donde el Partido Demócrata posee una sólida mayoría. Sin embargo, el apoyo de los republicanos será crucial en un dividido Senado para que la propuesta obtenga los 60 votos necesarios. "No tan rápido", dijo el senador republicano John Cornyn, de Texas, después de una reunión a puertas cerradas con el vicepresidente Dick Cheney y Josh Bolten, jefe de gabinete del presidente George W. Bush,
quienes fueron enviados al Congreso para tratar de conseguir apoyo entre los senadores republicanos.

Cornyn votó a favor del poco popular paquete de rescate para las compañías financieras, el cual fue aprobado por el Congreso antes de las elecciones de noviembre. El senador de Texas, no obstante, señaló que él y otros republicanos tenían dudas sobre si el "zar de las automotrices", un funcionario que supervisaría el rescate de la industria, tendrá la autoridad para forzar a las compañías a hacer las concesiones que sean necesarias para que vuelvan a ser financieramente sólidas.

Golpeadas por una marcada caída en las ventas, las tres grandes compañías del sector buscan US$34.000 millones en préstamos o líneas de crédito para capear la recesión. Ford señala que necesita financiamiento sólo para el largo plazo. GM y Chrysler dicen que necesitan el dinero antes de fin de año para evitar un colapso.

La legislación autorizaría de inmediato 14.000 millones de dólares en préstamos de emergencia para las compañías y abriría las puertas para la aprobación de financiación a más largo plazo si las compañías aceptaran planes de reestructuración. Según los aliados de las firmas automovilísticas, el proyecto de ley necesitaría entre 12 y 15 votos republicanos en el Senado para alcanzar los 60 requeridos para superar cualquier tipo de obstáculo.